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Cuando tienen que salir al mundo exterior, lo hacen en grupo y como a hurtadillas, y regresan a su pueblo lo más pronto que puedan.

No nos acordamos si mencionamos que, en el pueblo de Kenai, en el mercado, encontramos una familia completa, padre, madre e hijos, todos, vestidos a la usanza rusa antigua. Les pedimos que se dejaran fotografiar, y accedieron a la solicitud, lo que, sabiendo lo que sabemos ahora, tiene que haber sido un pequeño milagro - quizás accedieron porque les dijimos que somos de origen checo; probablemente, de haber sabido entonces lo que sabemos ahora, no nos hubiésemos animado a pedírselo.


Familia a la usanza rusa

Nos quedamos estacionados pues largo rato a la entrada del pueblo.

El pueblo consta de una sola calle, continuación de la ruta de acceso, con, de cada lado, una hilera de una docena y media de casas, cada casa con su terrenito. Observamos niños jugando en la calle; los varoncitos, vestidos de pantalones largos y de las típicas túnicas con cuello parado y con bordados, tomadas por un cinturón por encima del pantalón; las niñas, aun de tres años, con vestidos largos y el obligatorio pañuelo en la cabeza - si bien libremente descalzas. Observamos las mujeres pasando de casa en casa, con sus faldas amplias y largas, y un delantal.

Nos sorprendió ver una jovencita sin pañuelo en la cabeza en contra de las reglas tradicionales, y también ver otra jovencita bebiendo una bebida gaseosa enlatada, también en contra de las reglas tradicionales, de comida sana. No había hombres. Estos empezaron a llegar de afuera más tarde, regresando del trabajo. Vimos que toda la indumentaria luce colores claros, ya sea en liso o en estampado. Según nos explicó el arcipreste de Kenai, es éste un símbolo de estado de gracia sin pecados en la conciencia; cuando alguien pecó, se viste de colores obscuros.

Es interesante hacer la comparación entre este punto de vista y el de los Mennonitas, que se visten siempre estrictamente de negro o muy obscuro: éstos, los Rusos, consideran colores vivos como símbolo de conducta recta, y aquellos, los Mennonitas, los consideran como conducta disoluta.

Pudimos escuchar la gente hablar; no hablan el ruso genuino de hoy - debe de ser algún dialecto, o una distorción debida a los años que llevan fuera de su país de origen y a las varias influencias que habrán recibido en sus peregrinaciones antes de llegar a Alaska.

Finalmente, dimos vuelta al coche para alejarnos; y en ese mo mento, mientras que, hasta entonces, todo el mundo nos había ignorado totalmente, se acercaron unos niños, y el más travieso nos dijo algo a lo que Karel contestó "nepañimaiu", lo que él entendió perfectamente - así que alguna base de ruso hablan - y a lo que él contestó, de manera no muy amistosa, "iydite", lo que >>>>>>>>