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ayer, es más atractivo hoy que ayer; quizás sea porque hay vistas más amplias, o porque la proporción de los árboles, de agujas y de hojas, es diferente, o porque los de hojas son un poco más crecidos, o por la combinación de las tres diferencias. Ahora sí, uno está dispuesto a aceptar este paisaje por lo que es, sin tendencia a compararlo - y negativamente - con cómo era bajo la nieve.

Llegamos por segunda vez a Dawson City.


La ciudad desde arriba

Lo primero que vimos, y que no podíamos haber visto cuando todo estaba bajo nieve y hielo, es la confluencia de los ríos Yukon y Klondike; parece ser una mini-versión de la afamada confluencia del río de las Amazonas y del río Negro: las aguas del Yukon vienen marroncitas sucias, las del Klondike, obscuras, más limpias, y las dos aguas no se mezclan, siguen fluyendo lado a lado, cada una con su color, por lo menos durante unos centenares de metros; porque, eventualmente, por supuesto, se mezclan. Esperamos que, en el Brasil, será a otra escala.

Otra cosa que vimos ahora, que no podíamos haber visto en invierno, son los pozos en las calles, algunos, abismales, antes, escondidos bajo charcos, ahora, por lo menos, a la vista.

Aparte de lo anterior, todo lo demás parece tan miserable como en invierno; quizás más, porque, ahora, vimos unos turistas, como almas en pena, tratando desesperadamente de encontrar algo que justifique su venida aquí; está bien que hay una casa de juegos, inclusive con actos vivos de exhibicionismo socialmente aceptado de can-can, pero ni eso salva la situación.

Lo único de interés genuino, y - como en Aklavik - de garantida autenticidad, es el cementerio donde descansan muchos de los pioneros de la corrida del oro; y, sorprendentemente, todos fallecidos a edades bastante avanzadas que no se esperaría en aventureros que tuvieron que enfrentar un ambiente climático y social bastante riesgoso - muchos, entre los 60 y 80 años, con fechas de fallecimiento mayormente entre 1915 y 1935, con muchos, por alguna razón, concentrados alrededor de 1925/27.

Si se quiere pasar a otro orden de cosas, también vimos una casa particular hecha de troncos, con la característica notable, desafiante se podría decir, del diámetro, enorme en el sentido literal de la palabra, de sus troncos - dos o tres veces el diámetro comúnmente utilizado; debe de ser una casa única en su tipo; nos preguntamos quién, y cómo, se puede dar el lujo de semejante construcción, como una isla en un lago de deterioro.

Hacia la frontera entre Yukon y Alaska.

Tuvimos que cruzar el río Yukon en barcaza.

Naturalmente, los caminos, o mejor dicho el camino, por aquí, es de tierra; se levanta mucho polvo; ahora, tenemos que luchar contra otro enemigo de nuestras >>>>>>>>