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Estamos pues en la embocadura oeste del legendario, porfiado, doloroso, Northwest Passage, o sea paso Noroeste, se entiende que del Atlántico al Pacífico.

La primera cosa es rebelarse contra la estupidez, aunque sea sólo parroquialismo, de llamar este paso del Nor"oeste" cuando, a todas luces, es del Norte, estirado, equilibrado, por todo el completo ancho de América. Que los genios se lo llamen como quieran, la incontrovertible realidad nos obliga a llamarlo paso del Norte, puro y simple.

De todos modos, desde un lugar un poco elevado de esta llanura, donde nos detuvimos durante nuestro recorrido de las cinco o seis callejuelas de la aldea, tenemos una vista, hasta el infinito, de la superficie helada de esta parte del paso del Norte.

Irresistible oportunidad para fijarnos en un mapa que tenemos, y dedicar un pensamiento a cada una de las quince etapas principales de la penetración europea por este paso de Atlántico a Pacífico; empezando con pioneros que ni sabían que hay un paso y un Pacífico; hasta los esfuerzos, a veces a muerte, para vencer la diabólica estrategia montada por la naturaleza en defensa de sí misma; hasta la victoria final - e inútil.