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antes de los famosos Fenicios (1000 a.C.), Keltas (900 a.C.), Griegos (400 a.C.), Cartaginenses (también 400 a.C.), Romanos (200 a.C.), Godos (400 d.C.) y Moros (700 d.C.). (Todas, fechas aproximadas pero cronológicamente ilustrativas.) Una estatua de toro, sin duda, pero no sabríamos decir si sumamente esquemática por una factura primitiva o sumamente redondeada por milenios de intemperie.

Una estatua de interés para nosotros por hacernos acordar, por su mero esbozo de lo que quiere ilustrar, de la mera aproximación de cabezas humanas, de origen antiguo y desconocido, que vimos en América sin que nos acordemos en este momento de más datos.
         
                                     El toro

En el pueblo apropiadamente llamado Toro.

No molesta saber que no es éste el único caso de escultura taurina de los Iberos. Otro caso se da cerca de El Tiemblo, al oeste de Madrid. Y no es el toro el único tema escultórico ibérico que sobrevivió los milenios. También hay, que nosotros sepamos, por lo menos un chancho en Murça, en Portugal.

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Tordesillas; parcialmente a la vista no muy lejos en la llanura. Sólo parcialmente porque hay, totalmente a la vista, una maraña, un dinosaurio, de espinas, un monstruo de torres, torreones, cables de alto voltaje, transformadores y aislantes, como malezal, entre nosotros y Tordesillas. No sabemos qué nos espera dentro del Tordesillas de la época histórica, pero este horror, con toda seguridad, no era parte del panorama visto por aquellos potentados.

Tordesillas; adentro. Tampoco reconocerían aquellos potentados sus propios pasos. Claro, se muestra a los turistas la Casa de los Tratados. Pero - la Casa de los Tratados no está más. Hay una reconstrucción, de una restauración, de una reconstrucción, en el solar, de la Casa de los Tratados.

Con todo, aun cuando piedras mueren, hechos quedan; y en cuanto al espíritu y a las circunstancias del Tratado de Tordesillas, que creíamos haber absorbido y explayado en satisfactoria integridad en Quisqueya, aquí caímos, ahora, en un abismo de incredulidad.

Otra vez, como ya nos ocurrió con otros temas, nos encontramos con el dilema: ¿somos nosotros, o son ellos? - ¿somos nosotros los culpables por ser los únicos en ignorar lo que, por otra parte, es de conocimiento público, o son ellos - aquellos doctos eruditos con la posición y por ende la obligación de guiar a las masas, lo que nos incluye - los culpables por, otra vez, descarriarlas y nosotros, que sea por desidia o cinismo? Apenas podamos, tendremos que verificar en las fuentes con sello oficial si erramos nosotros o si fallan ellas - bueno, los doctos eruditos detrás de ellas.