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Y ahora, a dar el visto bueno final a una idea que nos nació durante nuestro paso por Lisboa, simplemente poniéndola en práctica; la idea de salvar desde esta latitud en Castilla la visita de un sitio en Portugal que se nos había escapado cuando estábamos en esta misma latitud en Portugal - sitio arqueológico cuya existencia conocíamos, pero cuya ubicación entonces desconocíamos, y de la cual recién luego nos enteramos en Lisboa.

Otro sitio, éste, relacionado con las aducidas similitudes que sirven de base a los alegados viajes de los Keltiberos a América, y más particularmente a Nueva Inglaterra. El primer sitio, encontramos en Beja, con la similitud de los escudos grabados en lápidas aquende y allende el Atlántico. Este nuevo sitio supuestamente ilustra una similitud de canaletas labradas en mesadas de roca, para conducir, evacuar, un líquido - que, en Nueva Inglaterra, era, según unos argumentos, zumo de manzanas o sangre de matanzas domésticas, y según otros argumentos, sangre de sacrificios.

De Extremadura, hacia Portugal, vamos pues, cortando por un rincón de Castilla; a ver si encontramos el sitio. Llegaremos mañana de tardecita, si Dios quiere.

A pasos antes de la frontera. Otra vez a cargar lo máximo de nafta, por el mayor precio en Portugal que acá, en España.

Dentro de Portugal.

Vamos a pernoctar en un ambiente como nunca antes, creemos, en todos los años que viajamos; cerca de una pequeña estación de ferrocarril - de caminhos de ferro, como dice el idioma portugués, en uno de los muchos casos de diferencia con el español y similitud con el francés, a pesar de la interposición geográfica de España entre Portugal y Francia.

Hablando de idiomas, en Villanueva de la Serena, el concejal de cultura nos obsequió una copia de varias cartas de Valdivia a varios de sus contemporáneos célebres.  Triple interés:
1….  los temas;
2…. las fórmulas de civilidad de aquella época, cuando los caballeros se >>> "besaban las manos";
3….  el castellano antiguo, con más de una fórmula parecida al portugués de hoy.

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Después de centenares de curvas cerradas, que deben de pasar del millar, después de subidas y bajadas que mejor se puede ilustrar diciendo que, en algunas bajadas, había sucesivos ramales de desvío de emergencia para vehículos a los cuales fallarían los frenos, después de mucha segunda velocidad, en subida para mayor fuerza, en bajada para mayor frenada, después de una impresionante estructuración de viñedos en centenares de terrazas sobre decenas de kilómetros, encontramos el sitio.