español english français česky

También durante esos días, por entre las cámaras megalíticas, el desfile, el templo y la fascinación ososa, hicimos las observaciones siguientes.

╠- En este sur de Portugal, encontramos, por fin, la salvación contra la opresión de megalópueblo en el norte. Tremenda es la diferencia entre el norte, tapizado de casas de horizonte a horizonte, y este sur, tapizado de verde, ya sea cultivado o natural, de horizonte a horizonte. Viajar del norte al sur por Portugal es emprender un experimento de influencia psicológica creada, en un caso, por hacinamiento sin escapatoria y, en un caso, por libertad ambiental.

Así es que, cerca del anta do Zambujeiro, no pudimos resistir quedarnos dos días y tres noches, en un ambiente de pasto al natural por debajo de árboles, no muchos y no altos, sin siquiera alambrado a la vista, como podría ser en el Paraguay o ciertas partes de Argentina.

╠- En este sur de Portugal, también encontramos un alivio de la aridez radiofónica; es muy fácil encontrar algo inteligente para escuchar.

Lo que no es garantía contra sorpresas. En una disertación, muy sabia, de repente y sin preaviso, nos perforó el oído el teatro Bolshua, o sea el ruso Bolshoi pronunciado a la francesa. Aquí, en luminosa Europa. Entonces ¿por qué nos pusimos tan vitriólicos, o por lo menos divertidamente vituperantes, cuando aquel empeñoso locutor en América hispanófona - no nos acordamos exactamente, y no nos queremos acordar, dónde - enunció la denominación italiana I Musici en el más puro anglo: Ay Miusik ...

Una sonata para piano y violín de un compositor portugués, de nombre tal vez Carneiro, pero no estamos seguros, nos dio otra ilustración de la idiota e injusta costumbre de exaltar demasiado ciertas obras - y no todas maestras, e ignorar por completo ciertas obras, algunas de ellas, maestras. ¿No fue más agradable y enriquecedor escuchar esta sonata por primera vez que alguna obra maestra, por centésima vez?

╠-  En este sur de Portugal, también nos mantienen en permanente admiración la vivacidad, la frescura, la variedad, de colores, y la variedad de formas de flores en profusión que, nos avergüenza decir, no sabríamos nombrar salvo muy pocas, como ser glicinas, acacias, un tipo de lila, amapolas. Recuerdos de sitios centro-americanos igualmente dotados de magnificencias florales.



Juntando amapolas al pie del castillo de Montemor-o-Novo

╠-  En este sur de Portugal, también nos tienen ocupados dos pájaros, a la vez porque no los vimos en América y porque sin embargo construyen sus nidos de dos maneras que vimos en América. La gran y pausada cigüeña con su faraónico nido de madera, increíblemente abierto, y, por colmo, expuesto en lugares altos a todas las intemperies, especialmente el peligro de vientos fuertes; la pequeña y relampagueante golondrina con su nido-fortín de barro, siempre >>>>>>>>