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fondos de nuestras quebradas. Aquí, un trecho ya terminado, aparentemente esperando unos toques finales; aquí, un trecho ya con todos sus pilares en aguja y todos sus travesaños, salvo uno en el medio; aquí, la esbeltez de los pilares puntuando la quebrada, pero todo lo demás todavía por hacer; aquí, sólo unos principios de pilares recién creciendo desde la profundidad. Toda la evolución, quebrada por quebrada, de la alfombra mágica, vista desde las honduras retorcidas de las quebradas.

Nos podemos imaginar el asombro paralizante que embargaría a un Romano resucitado que viere con incredulidad semejantes maravillas, máxime viendo al mismo tiempo, un poco más aguas arriba, en contraste, un viaducto-puente a su manera romana.

Dos mundos, lado a lado, para comparar.

Y aquí, como broche final, una quebrada que, por su profundidad, obviamente no permite los pilares habituales desde el suelo para arriba, y por sobre la cual se está construyendo un arco que, luego, soportará los pilares, un arco que va creciendo por encima del vacío desde ambos lados, sin andamios desde abajo, por vertido de nuevo hormigón en encajonados a continuación de las extremidades de arco ya terminadas y ya auto-portantes; un arco de 105 metros de altura y 380 metros de apertura.


El Arco de la regenta Ana Ozores, sobre el río Cabo

Todo lo cual nos trae a la parte más universal de toda la situación. ¿Cómo no pensar en los países andinos y en las maravillas que esta ingeniería vial obraría allá? ¿Pero cómo no ver que, aquí, estos esfuerzos viales no son una empresa por lujo o comodidad sino por necesidad asfixiante evidenciada por el tráfico embutido en chorrizo por las torceduras en las quebradas; y cómo no ver que, en los países andinos, a más de no haber el apremio físico del tráfico, por ello mismo, no hay el tipo de economía que podría solventar el costo ingente de semejante empresa?

Terminó el espectáculo ingenieril, en Luarca.

Aquí, en Asturias, seguimos viendo un tipo de construcción que, básicamente, es un amplio ambiente asentado sobre las puntas de cortos y gruesos pilares cónicos, con el curioso intercalado, entre cada punta de pilar y los maderos de base del ambiente, de una laja de apariencia altamente inestable, pero evidentemente muy estable. Lo interesante para nosotros es - por lo diferente que este arreglo es de cualquier construcción que vimos - que nos hace acordar de otras construcciones muy sui géneris y muy limitadas a una región restringida, como ser los depósitos de maíz en forma de colmenas rústicas de 10 ó 15 metros de altura, que vimos cerca de Chalcatzingo; y sólo allí. ¿Por qué, estas modalidades tan particulares, y tan restringidas geográficamente?



                        En Chalcatzingo                                                                                     Aquí

De Asturias a Galicia.

Podría ser "de Asturias a algún tipo de Portugal", que no sería muy diferente. Un pueblo que, en el mapa, figura en el más puro castellano, Puente Nuevo, nos >>>>>>>>