aquí, al monasterio que fundara, para su sepelio, nadie puede decir que está sepultado "aquí"; sólo "por aquí" se puede decir. Varios sitios se nos enseñó, pero todo el mundo acepta que nadie sabe a ciencia cierta.  Misterio.

Si bien la conexión con Brendan es bien remota, el interés del sitio tal como está es bien tangible.

El portal de entrada

El portal de entrada de la iglesia es bien interesante, no porque es la parte más antigua en pie de todo el sitio agustino del siglo XII, destruido en 1541 por los Ingleses, y la parte más antigua de la propia iglesia, no porque sea del estilo hiberno-románico, y uno de los mejores ejemplares de este estilo en existencia, sino porque es interesante por su multitud de rasgos y su fuerza de expresión general. Y, para nosotros, con un gran interés adicional, que descubrimos sólo en un examen más detenido de los detalles. Varias veces, nos refulgió una chispa de reminiscencia al ver, a través de la tosca expresividad, de alguna cabeza con ojos bulbosos, de una cara elemental, de un animal más simbólico que realista, la tosca expresividad de sus homólogos en las civilizaciones precolonenses americanas.

Las caras bulbosas

Lo que habitualmente se llamaría el campanario, aquí parece - y más que parecer, en el tiempo de su construcción, el siglo XV, era - una atalaya de la iglesia-fortín, con una corona de almenas, y con muros herméticos salvo algunas troneras más aptas para dar paso a proyectiles que a armoniosas sonoridades de campanas. Lo que, inevitablemente, hace pensar en aquellas iglesias coloniales en Iberoamérica que, por su construcción, también cumplían el doble propósito de refugio espiritual y refugio físico.

Otra cosa que resultó tener en nosotros un irresistible poder evocador fue escudriñar el matorral, con matas impenetrables, adyacente a la iglesia, en expectante búsqueda de lo que pueda haber, e ir encontrando los indicios de ruinas, los vestigios de ruinas y las ruinas enteras: ¡qué evocación de la emotiva sensación de buscar, no ver, buscar, vislumbrar, ver apenas, tratar de ver mejor, ruinas mayas en su selva más allá de los lugares despejados para turistas!

Y esta analogía tiene las mismas causas y los mismos resultados. Aquí, como en Yucatán y el Petén, después de la extinción de la presencia humana (allá, no se sabe por qué, aquí, por el último vandalismo inglés) la vegetación se insinuó, invadió, sumergió las construcciones, inclusive, aquí, esta iglesia-catedral; y aquí, como allá, es sólo en tiempos recientes que se rescató lo más notable, aquí, esta iglesia, en el deslinde de los siglos XIX y XX.

Imaginarse un futuro cuando la totalidad de lo material de la presencia humana en el planeta estaría así tragada por matorrales, arenas movedizas, sedimentaciones, y nadie ya en vida para rescatar aunque algo sea, de manera que lo tragado se volvería digerido, a lo sumo con algunos esqueletos de rascanubes de hoy quedando como fantasmagóricas, ciclópeas, macetas, con árboles, arbustos, malezas, ramas, raíces, ya sea irguiéndose, ya sea >>>>>>>>>>>>>>>>