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vela, estrechamente entre dos enhiestos pedrejones - representa el curragh de San Brendan entre las dos paredes de la grieta, proa hacia la mar y la gran aventura.


El grupo escultórico

Lugar apropiado, para ponderar dos enfoques del tema de San Brendan, ofrecidos por estudiosos que no temen ensuciar su imagen fuera de dogmas académicos, y para agregarlos como nuevas perspectivas a lo que nosotros ya evocamos en Quisqueya: en un enfoque, una más detenida consideración de las circunstancias históricas anteriores a, y de una costumbre contemporánea con, San Brendan, y de cómo se relacionan con el propio monje; y en el otro enfoque, una nueva interpretación, diferente, del más antiguo texto escrito que se tiene sobre el particular, el manuscrito medieval en latín, del siglo IX, Navigatio Sancti Brendani Abbatis.

> Antecedentes históricos y costumbre contemporánea, dándole a Brendan una sólida conexión con sus tiempos, en vez de la aparente fragilidad de su imagen habitual de grandiosa soledad histórica fácilmente tachada de pura fantasía por sus detractores.

→ ¿Por qué una iniciativa tan atrevidamente pionera para la Europa de los años 500, o sea mil años antes de Colón, tuvo que ocurrir en Eria, tan alejada - tanto en distancia como en accesibilidad - del quehacer cultural europeo, y no en alguna otra comarca, también atlántica pero más cercana de las inquietudes culturales europeas? Justamente porque Eria está tan alejada, tanto en distancia como en accesibilidad, de la tierra firme de Europa; porque, a la sazón, la cultura en Europa continental estaba reducida a Obscurantismo, y la periferal Eria era el último refugio albergando cultura europea, ya que Eria no había sido saqueada por los Bárbaros después del desmoronamiento del imperio romano - así como tampoco había sido conquistada anteriormente por los propios Romanos.

→ En los tiempos de Brendan, derivar por el océano era parte de las costumbres en Eria. Por una parte, era costumbre someter sospechados delincuentes a la prueba de la deriva en un curragh; si el sospechado estaba arrojado de vuelta a la costa, ello era prueba de su inocencia; si el sospechado desaparecía en el océano, era ello prueba de su culpabilidad y al mismo tiempo la expiación de su culpa. Por otra parte, era costumbre entre los monjes, como extensión de la prueba de la deriva judicial, someterse voluntariamente a la prueba de la deriva como demostración de su probidad, por lo que muchos monjes terminaban como ermitaños en alguna roca o grieta de la costa, donde se construían su celda en ojiva. De manera que la noción de deriva y de llegada a un lugar de contemplación religiosa no les era extraña.

→ Brendan  no era un  visionario analfabeta.  Se sabe  que  estudió largamente con un obispo, San Erc, y en varios monasterios, probablemente la dieta universitaria de aquellos días, latín, griego, historia, matemática, astronomía. Después de su ordenación, tuvo la capacidad de organizar su propio grupo monástico; en el cerro Diadche, eventualmente re-nombrado - por qué sorprenderse - cerro Brendan.  Y mucho más tarde, cuando ya contaba 74 años de >>>>>>>>