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Ni pensar en ver las inscripciones nuevamente, y menos fotografiarlas. Por otra parte, de nada serviría meterse en la boca del lobo siguiendo viaje hacia, y por, la península, donde la cosa debe de ser peor.

A esperar pues.

Y mientras tanto, tiempo para observar los billetes de banco; y para escuchar la radiodifusión; tanto se aprende por ambos.

* A juzgar por los billetes de banco, los Irlandeses dan importancia a lo siguiente.

» Su independencia del colonialismo inglés. Según lo enfatiza una larga y solemne proclamación fechada de 1845 reproducida a todo lo largo y ancho de un billete. Probablemente, los Irlandeses se acuerdan de su subyugación por los Ingleses de Cromwell en el siglo XVII, miran qué les pasó a los Escoceses y a los Galeses, también a manos de Inglaterra, y dicen "nosotros, ya no". Toda esa solemnidad no impide - o quizás toda esta justa conmoción causa - que haya un par de puntuaciones muy extrañas entre palabras que tendrían que seguir sin solución de sentido.

» Literatura y arte en general. Un billete reproduce, en una faz, un fragmento por el escritor James Joyce, y en la otra faz, un retrato del propio autor. Junto con el fragmento literario, figura una escultura de cabeza - de simple elegancia clásica en el rostro, enmarcado por adornos tan complejos y tan profundamente tallados que nos hacen pensar en las esculturas mayas de Copán.

» Música gaélica tradicional o sea nacionalista. Todo un billete dedicado al tema; recto y verso. ¿En qué otro billete de banco hemos visto, de un lado, un arsenal de instrumentos musicales tradicionales, y del otro lado, un bardo acompañándose de su pequeña arpa, apoyada en su rodilla y contra su pecho, sobre un fondo, en parte, de una partitura de notas impresas y, en parte, de una partitura de notas manuscritas? Este billete lo tiene todo. El propio fragmento de música tiene su interés estructural: los compases tienen tres tiempos pero el primer compas tiene cuatro tiempos; la tonalidad/modalidad es casi lo que se llamaría, en música europea clásica, sol menor, pero no lo es del todo porque no tiene séptimo grado sensible; más técnicamente, sería sol menor melódico descendente.

Del billete de 50 punts de Irlanda.