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apropiadamente en el punto de salida de Madoc, pero tan lejos del área de los Mandanos al norte del golfo de México. Nos explicó nuestro interlocutor, que si bien es una pieza excepcional no es única porque el pintor, Catlin, por haber despertado una nota patriótica en el alma galesa con un primer retrato de Mato-Topa, pintó varios otros ejemplares, totalmente idénticos - salvo leves variantes en detalles de adorno, a manera de individualización; que lo sorprendente es por qué, cuando Catlin acostumbraba pintar en lienzo, esta unidad está en madera.

De todos modos, un encuentro inesperado.


El cuadro

Y las conversaciones, nunca vacías a la vespucciana; habitualmente, por lo menos decorosas, a veces, substanciales. Nunca nadie nos preguntó todavía, en base a la palabra "panamericana" en la inscripción en nuestro vehículo si veníamos de, o íbamos a, Panamá. Y nadie nos interpeló todavía desde varios metros de distancia, sin educación, con alguna vaciedad, a la vespucciana, sin establecer contacto primero - que sea por urbanidad o simplemente por eficiencia.

Lo muy curioso es que nadie reparó en la aparente incongruencia del castellano en la inscripción de nuestro vehículo con placa vespucciana. Y lo muy curioso se volvió hasta divertidamente extraño cuando alguien tuvo el amistoso atrevimiento de comentarnos que, en la palabra "Expedición", se nos había escapado la letra "t" porque tendría que ser, nos dijo, "Expedition", sin haberse dado cuenta él, de que toda la inscripción está no en inglés sino en algún extraño idioma extranjero.

Queda por ver si todo ello es una feliz excepción en un ambiente privilegiado o si es el reflejo de un nivel cultural y humano generalizado.

Todo lo cual nos hace acordar de que, ya en el cromlech de adorno, se nos acercó un grupo de escolares - educaditos como los niños judíos ortodoxos en Nueva York o muchos de los niños ibero-americanos - con bastante curiosidad y suficiente ánimo para preguntar algo de su irresistible interés.

Y apareció la BBC para una entrevista. Y apareció una agencia noticiosa para una entrevista.

Con todo, tuvimos tiempo de escuchar más detenidamente la radio. ¡Y qué cautivante aventura fue! Qué baño de burbujas culturales, y a veces también burbujas populares agradables - porque popular no tiene por qué ser vacío y abrasivo.

* Burbujas musicales. Incluyendo un panorama de música rusa; y no Chaikovski, Borodin, etc. sino las obras de Shnitke y de Sofía Gubaidulina.

* Burbujas literarias. Primero nos sorprendimos. Luego nos acostumbramos a tropezar a cada rato con algún tipo de teatro corto.