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fija?  Los inodoros del aeropuerto de Londres, por lo menos, tienen un magnánime, aun cuando endeble, asiento ancho y levadizo.


El asiento

Paso a paso, hemos encontrado el sitio de Madoc.

En la bae (bahía) de Penrhyn. Más exactamente, en un antiguo estuario de riacho que desembocaba en la bahía, como lo refleja la misma primera palabra de su nombre, Aber-Kerrig-Gwynyon. Hoy, empero, el sitio es ... en parte, una cancha de golf y, en parte, un solar residencial.



¿De aquí habrá salido Madoc?

Justo donde antaño se extendían el agua y el barro del lecho del estuario, entre los niveles de las mareas alta y baja, ahora se extienden el césped y demás atributos de la cancha de golf; tan por debajo de la marea alta como su predecesor el barro, pero separados y protegidos de la bahía por un dique-carretero costero.

Y, por una porción de esta cancha y por una porción del solar residencial, se estira una elevada lengua de terracería; muy desmoronada por la intemperie, en la cancha, pero razonablemente bien conservada de alto y de ancho, en el solar residencial - por la simple razón de que la casa (y las casas anteriores que la precedieron en el mismo sitio) está construida encima, por ser ésta la parte más alta en este lecho de estuario, dándole así a la terracería protección contra intemperie y desmoronamiento. Y esta lengua de terracería, se dice que fue el muelle de embarque del príncipe Madoc en este estuario.

Tiene que haber sido un lindo hormigueo, las diez embarcaciones de Madoc preparándose a zarpar en este estuario de poca anchura y poca profundidad, y a lo largo de este embarcadero; aun cuando debían de ser más bien diminutas, esas embarcaciones, ya que se habla de un grupo de unos 120 expedicionarios y expedicionarias, a más de los marineros, sólo no mucho más que unas doce personas por embarcación - es cierto que con muchas provisiones, se supone.

Cada embarcación siendo preparada a su manera ya que la empresa no era propietaria del príncipe sino cooperativa de varios dueños de los varios barcos. Lo que no es extraño porque - si es cierto que Madoc decidió enfrentar los indudables peligros de semejante travesía hacia tierras a la sazón no del todo ignotas pero sí bien elusivas no por deseo de aventuras sino por deseo de alejarse de tormentas políticas en su propia tierra - no es extraño que haya habido otros personajes en los mismos apremios y con los mismos deseos.

Y a quizás dos kilómetros del ex-estuario, por la costa, en el paraje Llandrillo Yn Rhos, también conocido como Rhos-on-Sea, a quizás 30 metros de la línea de marea alta, hay una mini-capilla - una mejor descripción de su aspecto sería un reducto - reducto construido, aun el techo, de canto rodado del litoral, y con dos contrafuertes rechonchos y ceñudos, si bien, adentro, el único sitio bastante alto para estar parado es la línea del centro longitudinal de la nave.