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Y su acústica es realmente sutil; demasiado sutil: en los momentos de música más etérea, no se pierde un solo camión o un solo ómnibus rugiendo en un sentido u otro de la avenida, o un solo tren retumbando bajo tierra; o - desde algunos asientos privilegiados - un solo tintineo o retintín del cierre del bar después del intervalo.

/\  El sitio de un antiguo matadero, sitio donde, ahora, una barra de 159 muchachos ejerce la democracia internacional mientras eso no vaya contra los intereses de los cinco matones entre ellos. También conocido como la Organización de las Naciones Unidas.



No, las banderas no son todas iguales

/\  Un museo de puentes.

Bueno, no un museo; porque no es una colección artificialmente congregada. Son los dieciséis puentes que radian desde la isla de Manhattan - ¡isla de Manhatan con una sola "t"! tenemos que insistir nuevamente en lo ya argumentado en Surinam porque no hay y no hay razón por qué habría que transliterar un sonido paraborigen, o sea no inglés, transliterarlo en castellano al modo inglés. No es porque el inglés debe evitar una sola "t" para que no le suene, en su manera de concebir letras, Manheitan, y debe utilizar dos "tt" para que le suene Manhattan, no por ello tiene necesidad el castellano de servilmente copiar el inglés, cuando al castellano le es suficiente una sola "t" para representar el sonido Manhatan paraborigen.

Por otra parte, si nos acordamos de la servil, degenerativa, absurdidad del Huari-Wari en el Perú, entonces ...

Volviendo a los dieciséis puentes, la variedad de estilos, tamaños, edades, es tal que es un museo. Se los puede ver a satisfacción, de lejos, de cerca, de un lado, del otro lado, desde abajo, tomando una lancha de excursión alrededor de la isla. De paso, se tiene la frívola satisfacción de navegar por encima de cuatro túneles para automotores y de una cantidad que no determinamos, de túneles para trenes.

Lamentablemente, este muestrario no incluye otro puente neoyorquino; tan largo, 1.278 metros suspendidos entre las dos torres, que las torres se encuentran cuatro centímetros - y dos milímetros, por favor - más alejadas en sus puntas que en sus bases para ajustarse a la curvatura de la Tierra.

Este es el puente Verrazano, bastante lejos aguas abajo, lanzando su esbeltez en un solo tramo muy apropiadamente por encima del estrecho por donde Giovanni da Verrazano, nuestro ya tantas veces mencionado conocido, entró, en 1524, desde la mar abierta a la bahía interna que, según ya tuvimos oportunidad de anotar, él llamó Sainte Marguerite; antecámara hacia la punta de esta isla de Manhatan que él llamó Angoulême.

No es sin buena razón que este puente pasa, en una de las orillas, por el antiguo fuerte Hamilton y, en la otra orilla, por el antiguo fuerte Wadsworth: >>>>>>>>