español english français česky

aquellas criaturas marinas provistas de un atemorizante arsenal de patas y pinzas, y sin embargo protegiéndose más aún en la inexpugnabilidad de una concha. Una araña ermitaña. La concha - lo único que se ve cuando la araña espera en acecho - como pintadita de color desde crema claro a amarillo, con puntos negros en varias densidades; la maraña de patas y apéndices bucales, lo que surge sólo para despachar una víctima, de un negro contrastadamente siniestro.  Fue interesante comparar el mundo de las dos arañas.

……Sus telas: de tamaño general muy parecido (hilos sustentadores entre 1,5 y 2,5 metros); pero los hilos concéntricos de la primera, mucho más ralos que en la segunda.
……Sus presas: en la primera, grandes como la cuarta parte de un meñique; en la segunda, casi invisibles.
……Su manera de consumir las presas: la primera, inmovilizando primero su víctima con increíbles celeridad y dexteridad en una implacable malla, y luego chupándole la sangre; la segunda, haciendo desaparecer su minivíctima directamente en la boca, no sabemos con qué resultado posterior.
……Sus defensas: la primera, por la "desaparición visual" descrita; la segunda, enfrentando el enemigo (nuestra ramita) y peleando.
……Sus astucias: ninguna de las dos se dejó engañar por falsas víctimas (nuestra ramita) haciendo vibrar un rincón de la telaraña.
……Sus maneras de volver al centro de la tela: la primera, caminando, más bien corriendo, por la tela de vuelta por donde vino; la segunda, deslizándose con veloz abandono por un hilo auxiliar, como un montañista lanzándose a lo largo de una soga entre la cresta y el pie de un farallón.
……Sus sentidos artísticos, reflejados en el decorado de sus telas: la primera, con una cinta en zigzag por el centro de la tela, en el eje del cuerpo de la araña; la segunda, con mechoncitos, por una parte, en cinco líneas radiales desde el centro y, por otra parte, a lo largo de los arcos de los hilos sustentores.
……Finalmente, vimos, en la segunda telaraña, la explicación de la desaparición de la primera telaraña. En la segunda telaraña, había un lugar en mal estado. Dio la casualidad de que la araña decidió arreglar el daño cuando mirábamos. Primer paso, eliminar los hilos dañados: tragándoselos, o así nos pareció, dejando el espacio entre dos hilos radiales totalmente limpio y vacío para las refacciones.

Ahora nos preguntamos: ¿por qué, cuando un hombre hace, o arregla, una red de pescar, es inteligencia, y cuando una araña hace lo susodicho, es instinto - según se dice?


El sotobosque es también ideal como lavadero

║ También vimos una serpiente, tan verde como las hojas de los arbustos entre las cuales se deslizaba, y visible sólo por su movimiento - y pasmosamente indetectable cuando quieta.