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Las semanas van pasando.

Muy desafortunadamente, tropezamos con otra tremenda faena - que nunca hubiésemos soñado que podría existir y aquejarnos; y que, felizmente, fue sólo tremenda faena porque todo empezó con una tremendísima, en verdad sísmica, alarma, con todos los miles de negativos de la Expedición hasta ahora, salvo los más recientes procesados aquí, en estado y con aspecto que garantizaban total destrucción.

Resulta que, por la necesidad de utilizar drásticamente cada milímetro cúbico disponible en el vehículo, siempre hemos estado guardando nuestros negativos, para ahorrar espacio, no tira por tira en sus respectivos estuches sino tira contra tira, sin plástico protector, rollo por rollo; y cuando empezamos a hacer lo mismo con los nuevos negativos, el fotógrafo nos advirtió de que es invitar desastre; que fue cuando nos fijamos en los negativos anteriores y quedamos petrificados ante el desastre - todas las tiras de cada rollo pegadas en un monobloque ...

Qué celestial alivio fue cuando el fotógrafo nos dijo, que no toda esperanza estaba perdida, que existe un producto justamente para despegar negativos; que es proceso larguísimo ya que hay que dejar remojar cada "monobloque" de tiras en una solución del producto hasta cuando la solución penetre por sí sola entre las tiras, y las tiras se suelten solas, sin intervención de ninguna manera para apurar la cosa; y que, luego, hay que dejar secar cada tanda de tiras completamente - y esperar que los negativos sean utilizables.

Y así estuvimos haciendo. Y qué alivio, cuando los primeros negativos despegados parecieron, por transparencia, sin daño. Y qué beatitud, cuando los positivos de algunas de las tiras despegadas tomadas al azar salieron perfectamente bien.  ¡Uf!  Cuánto tiempo, cuánta paciencia para terminar todo.

En adición a los demás trabajos de envergadura que ya se nos impusieron o ocurrieron, se nos ocurrió otro tal trabajo: en vez de simplemente hojear las más de 2.100 páginas de anotaciones de la Expedición hasta ahora, vamos a, ya empezamos a, armar un detallado índice temático cronológico de todas esas páginas.  Otra tarea de larga paciencia, pero fascinante.



Oficina dentro del coche

Puntuando nuestras labores diarias, no faltan noticias radiofónicas para encender selectivamente memorias de la Expedición. Tantas son las memorias que no las podemos abarcar todas como conjunto. Tiene que haber algo que prenda tal o cual chispa individualmente.

En Colombia, seguimos con pena los estallidos de una abierta confrontación a muerte entre el gobierno y los narcotraficantes, con centenares de muertos; todo, por instigación de Vespuccia, incapaz de dominar su propia drogadicción en su propia casa.  Según dijo un Colombiano, o quizás un Boliviano, no nos >>>>>>>>