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la muy asquerosa costumbre vespucciana de buscar cualquier pretexto para entablar un juicio por daños y perjuicios, aun en total ausencia de culpa por parte del demandado; por ejemplo, en este caso, por miedo de que nosotros resbalásemos en el barro de las lluvias recientes y los demandásemos por una fractura, o acaso sólo por un pantalón sucio, o acaso por la "angustia psicológica" sufrida (un muy buen pretexto, indemostrable pero tampoco refutable, para extorsionar legalmente por juicio dinero de sus semejantes).

* Con todo, el resultado del día es que vimos una multitud de huellas de "dinosaurios", sin ninguna prueba - de misma manera que en cualquier otro sitio - de que hayan sido en verdad "dino" o "saurios", según el sentido de estas palabras; tal multitud que parece que tenían que andar en manadas; y vimos algunas huellas que, por su tamaño y forma, por una parte, podrían ser, pero no irrefutablemente, humanas; y, por otra parte, ciertamente no son irrefutablemente no-humanas, a no ser por el dogma científico de que "no puede ser".

Otro caso dilecto, pues, para cultores de argumentos insolubles. Y será nuestro deleite alimentar la controversia con nuestra fotografía de una pisada de "dinosaurio" y de una pisada que podría ser humana, ambas lado a lado en la misma capa sedimentaria petrificada.



¡Y el pie de Božka por encima!

Otro caso muy llamativo, pero que no pudimos fotografiar por encontrarse debajo del agua del arroyo Paluxy, es, se nos dijo, de una pisada de "dinosaurio" con, adentro, una pisada que podría ser humana.

Curiosa coincidencia es que, a la misma época, de hace 65 millones de años, en la cual se fecha la extinción - repentina o no - de los "dinosaurios", se fecha la existencia en Texas, por restos encontrados en el gran codo del río Bravo - rio Grande, de la criatura voladora más grande conocida, de una envergadura estimada a quince metros; algo probablemente sin plumas, más bien con membranas laterales entre cuerpo y armazón de alas; un pterodáctilo, según se lo denominó; algo alegremente clasificado por la docta nomenclatura como dinosaurio volador, o sea, en traducción etimológica, como horrendo "reptil" "volador" - una noción más difícil de concebir que un plato volador, el cual por lo menos no tiene contradicción en su propia denominación.

Otra noche entre las Huellas de las Discordias.

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Esta mañana, hacia nuestra nueva meta; tipo de meta que no tuvimos en una eternidad, una industria; algo de caños de cobre. El tiempo, otra vez muy gris y lloviznoso. Felizmente, ayer hubo una pausa de mayor luminosidad para las huellas, como a pedido.