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El pueblo nada tiene salvo su apacibilidad y la asimetría de su plazoleta, que es, justamente, su gracia.

En contraste, la iglesia deja los "ojos atónitos". Derroche pictorial hasta en el último centímetro cuadrado; de viñetas pequeñas por centenares, en espacios menores, como ser los paneles de los portales y otras maderas, y de escenas mayores, en espacios mayores, como ser en todas las paredes y todas las bóvedas. Capillas anexas a la nave principal con total asimetría. Pasos hacia dichas capillas por vanos, de tamaños, a veces de amplitud normal, a veces de exigüidad enana. Dorados; azulejos; rejas. Estatuas, en tamaños, menos que natural, natural, mayor que natural. Muchas inscripciones, textos enteros, en escritura antigua; cortinados negros colgando de la bóveda de una de las capillas. Todo, radiando ningún academismo y sí mucho fervor. Todo el interés que no sentimos en San Miguel se despertó en Atotonilco.



Una muestra de esta iglesia

De aquí, podríamos ir a la ciudad de Guanajuato donde parece que hay una calle tan estrecha que se puede robar besos de un balcón al balcón de enfrente - ¡ay, qué romántico! y parece que hay, quizás no tan incongruamente, una capilla del Señor de Villa Seca, patrono de los adúlteros - ¡ay, qué apasionante! Pero ni el uno, ni el otro, ni la combinación de los dos, parece merecerse un desvío de 100 kilómetros. Así que, derechito por nuestro camino, sin dejarnos desviar por besos robados y adulterios.

Del estado de Guanajuato al estado de San Luis Potosí.

A pernoctar a 47 kilómetros antes de la ciudad de San Luis Potosí; por primera vez, en cuánto tiempo, en la soledad y la oscuridad de un descampado - lamentablemente, no fuera del alcance del salvajismo de los escapes abiertos. No entendemos que los propios conductores no se enfermen en sus nervios, sus oídos, sus cabezas.

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San Luis Potosí, la ciudad.

Por la cantidad de iglesias remanentes de la época colonial, tuvo que ser una poderosa ciudad en su tiempo - en base a la famosa mina de plata que justificó su florecimiento; no por nada es homónima del famoso Potosí que visitamos en Bolivia. Hoy, sólo queda el deporte de recorrer el marasmo de modernismo sin gracia, en busca de las iglesias - y se las encuentra, y, a veces, vale la pena.

Entre las varias que vimos, se puede mencionar dos.

+ Una iglesia. De San Francisco. Tiene un barco de cristal suspendido en su crucero a manera de araña; se dice que sin significado simbólico, simplemente >>>>>>>>