español english français česky

Este tubo y el gnomon bi-trapezoidal se respaldan mutuamente como indicios del interés en Xochicalco por lo astronómico y, consecuentemente, por lo fechario.

En este sentido, aquí, en Xochicalco, se reunió un congreso de sabios - locales, zapotecas, totonacas o de alguna otra cultura del Golfo - para tratar de correlacionar sus varios fecharios.

Son estos personajes de varios grupos étnicos, se cree, los representados en los relieves de la plataforma a Quetzalcóatl. Curiosamente, los Mayas ocupan una importancia más que preponderante - lo que es difícil de explicar y hace las delicias de los mayáfilos, quienes se apresuran a dictaminar que el sitio todo es maya.

Este congreso nos hace acordar de las varias divertidamente fantasiosas historias urdidas para explicar los 16 personajes en Copán; y nos preguntamos qué otras explicaciones de esta concurrencia de personajes aquí, en Xochicalco, no llegaron a nuestras manos para completar nuestra dosis de diversión.

Pasando a otro tema; hay, entre los densos relieves cubriendo totalmente los costados de la plataforma, una secuencia de cinco, viñetas se podría decir, secuencia indudablemente de suprema importancia porque repetida varias veces, en varios sitios, y nunca como reproducción burocrática, sino como re-creación a mano levantada de la misma temática.

Dichas viñetas son:

1) un personaje sentado con las piernas cruzadas debajo de sí;
2) algo en forma de T, con sus dos barras, anchas y de cierto volumen, y la >>>barra vertical, con su base estirada en punta hacia un costado, >>>curiosamente, indistintamente derecho o izquierdo en las varias secuencias, >>>todo ello, con un significado que queda a cada cual suponer;
3) una boca de serpiente, abierta, bien provista de dentadura;
4) un círculo con dos diámetros, horizontal y vertical, en cruz;
5) un motivo de arabescos entre dos barras verticales.



La viñeta

Y esta secuencia nos resulta ser un foco de convergencia, de lo increíble entre los intrépidos buscadores de esoterismo, y de lo increíble entre los profesantes del noble decoro académico.

Resulta que dio la casualidad que apareció un grupo de estudiantes, de quizás 15/16 años, con un instructor de arqueología. El instructor explicó el círculo con los dos diámetros en cruz y la boca de serpiente abierta como símbolo de eclipse; los demás signos, para él, como si no existieran. Por otra parte - a más de las ineptitudes habituales, como ser mostrar una plataforma, y bien chatita, y llamarla pirámide, propagadas, por lo visto, de generación en generación - la propia manera de explicar a esos jóvenes, como si fueran atrasados mentales o de grados primarios sin preparación para el tema, fue algo penoso, pe-no-so.