español english français česky

decoraciones en grandes edificios. Allí también, la nueva religión superpuso al mosaico menudo original serpientes; en este caso, cada una no muy grande por cierto, pero, y ello es lo importante, agrupadas de a ocho serpientes horizontales, de menor a mayor, de abajo a arriba, en formas trapezoidales grandes, muy grandes - seis trapecios grandes en el friso, y el equilibrio estético quedó restablecido.



El edificio oriente con sus seis trapecios

Incidentalmente, estas serpientes geométricas no fueron colocadas donde están por alguna frivolidad de mejor estética (la estética vino por instinto y por añadidura) sino por una razón filosófica crucial, según nos enteramos en interesante charla:

- Y fíjense, 6 grupos de 8 serpientes suman 48 serpientes.
- Muy bien, ¿y con eso qué?
- En una extremidad del friso hay 2 serpientes más; 50 serpientes; en la otra >>extremidad del friso hay otras 2 serpientes más; 52 serpientes, los 52 años >>del ciclo de sincronización de los dos calendarios mayas.
- Sí, pero esas serpientes tienen dos cabezas cada una, una para adelante, una >>para atrás. ¿Qué simbolizará eso?  Además, así no se ve que sean de cascabel.
- Eso no sé. Pero hace poco, en 1980, estuvieron acá un astrónomo y un >>arquitecto, y tomaron cualquier cantidad de mediciones del sesgo del >>cuadrángulo; y también sacaron la cuenta de unas cruces en este lado >>levante, y llegaron a 584 cruces, que son los 584 días del año óptico ¡no >>astronómico! del planeta Venus.

No sabemos de qué cruces sacaron la cuenta el astrónomo y el arquitecto, pero nosotros, de pura emulación, sacamos la cuenta de las crucecitas comprendidas dentro de cada trapecio de serpientes y calculamos
                     98 en cada trapecio, x 6 = 588 cruces,
curiosamente cerca, pero no lo prescrito. Tiempo perdido pero no sin interés. Por otra parte, aun más curiosamente, el año venusino, en realidad, oscila entre 581 y 587 días.  ¿Entonces?

Antes de volver a lo estético, en lo susodicho se presencia de cerca un drama que transciende Uxmal, la conmoción humana de un cambio de religión con la importancia que ello tiene en una sociedad en buena parte teocrática, con la intromisión de la Serpiente Emplumada de Quetzalcóatl/Cuculcán al lado de los mascarones de Chac; y no siempre como convivencia: hubo casos cuando esculturas de la nueva deidad simplemente fueron forzadas a manera de esculturas clavas en las bocas de mascarones de Chac.

Es exactamente lo que vimos, ahora se nos ocurre, en Labná; una boca de serpiente, abierta a dislocarse la mandíbula, con una cabeza de dios asomando de la boca, el conjunto empotrado en la boca del mascarón de Chac.

Volviendo a lo estético, en otras palabras, los arquitectos mayas originales de Uxmal no supieron crear un tamaño suficientemente mayor de decoraciones adaptado a la superficie mayor de los edificios.