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El Arco, con A mayúscula, no tiene par en los demás sitios vistos hasta ahora. De función evidentemente ceremonial, en elegante, altísima, esbelta, ojiva - falsa, naturalmente - está muy elaborado. Para empezar, por encima del propio arco, hay un volumen y un peso de mampostería decorativa que parece desafiar la falsedad del arco. Además, por un frente, está flanqueado de dos cuartos laterales, acaso de guardia, y por ambos frentes, está muy decorado: de un lado, tiene un friso con paneles de celosía y formas geométricas; del otro lado, tiene grecas, columnitas, cubitos.

║ La pared es sólo el resto de algo - con una puerta en su medio que lleva de aire libre a aire libre - pero está tan decorada, a manera de un juego de construcción de niños, con un mosaico de volúmenes geométricos que es un encanto. Es admirable la paciencia evidenciada en la ejecución de estas decoraciones, puesto que son como mosaicos compuestos de innumerables piedras variadamente labradas por separado sin significado propio, y luego ensambladas en conjuntos coherentes. Hablando de geometría, ciertos zigzagueos en estas decoraciones despiertan en nuestra memoria recuerdos de Cuélap.

║ El palacio es vagamente del tipo Sayil: de tres pisos escalonados; incluso, más grande - quizás, por ello, con menos concentración de composición arquitectónica; eso sí, con muy interesantes tallados en piedra de seres mitológicos como decoraciones de su fachada. Claro que el resultado no de un solo esfuerzo constructivo continuo sino de varias épocas constructivas.

También hay en Labná, como hay en Sayil, esculturas fálicas, así como las encontramos en el lejano Perú, a orilla del Titicaca.

Y ahora mismo, hacia nuestra próxima meta, la cueva de Loltún, de la cual no sabemos si es de interés primordialmente geológico o primordialmente arqueológico.  El recurso más eficaz: ver personalmente.



Escuela entre Labná y Loltún

Vimos.  Geológico y arqueológico.

En lo geológico, no es una cueva sola sino una cadena de cavernas en el subsuelo calcáreo naturalmente muy ahuecado justo debajo de la superficie del terreno de Yucatán. Tiene su surtido de las habituales estalactitas, estalagmitas y columnas, pero nada más interesante que para un paseo dominical; salvo, quizás, dos columnas sonoras y algunas aperturas por bóvedas desmoronadas hacia el cielo abierto.

  ♦Las dos columnas son conocidas por emitir, al ser golpeadas, su sonido respectivo; una, más agudo, una, más grave; nosotros les encontramos dos alturas de sonido a cada una, golpeando en diferentes alturas. ¿Y cómo es que éstas producen sonidos, y las otras, no? Porque estas dos son huecas, naturalmente.