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A pesar de lo tarde que es, aquí van las cosas, una por una.

En Saint Louis, queríamos ver dos lugares; el Gateway Arch, `o sea el Arco del Tránsito, y lo que nosotros creíamos que sería la basílica de Saint Louis.

 SL El Arco del Tránsito, sub-entendido tránsito pasando por Saint Louis, de la invasión blanca hacia las tierras al oeste del Mississippi, es imposible no verlo. Es el más grande arco de la Tierra; mide 189 metros horizontales de apertura en su base y también 189 metros verticales de luz entre el suelo y su tope. Está hecho de acero inoxidable, tiene una forma y un corte bastante acertados, tiene su interior hueco, y lo suficientemente cavernoso como para albergar un pequeño trencito que lleva hacia unas ventanas de observación en la parte superior del arco.



El Arco

La forma geométrica de arco, arco como éste, arqueado no solamente por dentro sino también por fuera - o sea, no a la manera de los arcos triunfales romanos - resulta ser mucho más astuta de lo que puede parecer a primera vista porque, visualmente, es mucho más versátil y cambiante que una torre o un obelisco, u otra estructura similar. Una estructura cilíndrica o paralelepipédica cambia muy poco visualmente de un punto de observación a otro, se queda siempre más o menos el mismo paralelepípedo, y peor con el cilindro, pero, por lo que pudimos observar, no es así con un arco: al movernos por las calles, fuimos agradablemente sorprendidos e interesados por la versatilidad y variedad de aspectos que presenta tal estructura, con una forma aparente siempre un poco diferente y siempre nuevamente interesante desde donde sea que se mire.

Los elementos que producen tal sinfín de variaciones visuales son básicamente dos: un tal elemento de variación es el ángulo desde donde se mira el arco, cambiando así su forma aparente y su apertura aparente según se mire de frente, de perfil o de un punto intermedio; el otro tal elemento de variación es la manera muy cambiante en que los edificios y las calles cortan la parte visible del arco, de calle en calle, así que, a veces, se ve solamente la parte superior y no las bases, y muchas veces, se ve solamente una pequeña porción, de un costado o del otro, o del tope.

Todo ello da, en una sola operación, una gran variedad visual al arco, y una unidad a la ciudad - si es que lo que hay alrededor del arco se puede llamar una ciudad; por lo que vimos, es un amontonamiento edificado deprimente, como todas las ciudades vespuccianas que vimos hasta ahora salvo, quizás, en cierta medida, Boston.

Y no se trata solamente de la depresión visual de la ciudad. Resulta que, cuando llegamos a Saint Louis, naturalmente no hubo dudas dónde se encontraba el Arco, pero sí estábamos indecisos en cuanto al lugar desde donde apreciarlo mejor en su globalidad.