español english français česky

Todo el material de construcción tenía que traerse de unos 35 kilómetros, sin beneficio de camiones diésel provistos de grúas hidráulicas, sin siquiera el beneficio de la rueda, se nos dice.

Así era El Tajín, entre sus principios que son una incógnita porque no se encontró período arcaico, y su fin a manos de nómadas del norte, que es una especulación.


Y lo por descubrir

Y falta los Hombres-Pájaros.

Para entender la actuación de los Hombres-Pájaros, hay que emprender un viaje por los tiempos para atrás, desde la función de circo que es hoy a la ceremonia religiosa de antaño, conectada históricamente con El Tajín. Según sigue.


Los Voladores contándonos el origen y sentido de la ceremonia

Era ceremonia celebrada una sola vez al año.

Era ceremonia con cinco oficiantes, con cooperación de toda la población, para arrepentirse ante el dios Sol y para pedir buena cosecha.

/\ Se traía, de dónde fuese que se podía encontrar, el más alto árbol recto en existencia; se cavaba un hoyo; en el hoyo, se ponía un ave negra - en tiempos más recientes, un pollo; se la rociaba de aguardiente; se eregía el tronco en el hoyo por encima del pájaro vivo, como mástil; se instalaba en la punta superior del árbol-mástil una plataforma bastante robusta.

/\ Un día, al mediodía - el momento obvio para estar más cerca del Sol - entraban en acción los cinco oficiantes, uno de ellos, músico con quena y bombito, los cinco, ataviados de pájaros, incluso con alas.

/\ Primero, ejecutaban una ronda alrededor del pie del palo, al son de la monotonía de la quena y del bombito, con apropiadas reverencias hacia los cuatro puntos cardinales.

/\ Luego, subían a la plataforma en la cima del tronco, el músico colocándose de pie en el centro de la plataforma, y cada uno de los otros, cuatro, oficiantes atándose por los pies a sendas sogas enrolladas alrededor de la punta del tronco por debajo de la plataforma. Después de una incantación por el músico, incluyendo un zapateado en el centro de la plataforma, los otros cuatro oficiantes se dejaban colgar en el vacío, cabezas abajo, por sus pies de la punta de sus sogas que empezaban a desenrollarse, dejándose los cuatro voladores planear como águilas en espiral cada vez más amplia, hacia el suelo, siempre al son de la monótona melopea desde arriba.



Los Voladores bajando lentamente al son de la quena

Ahora bien - dice una legenda injertada en la realidad - un año, cuando los cinco oficiantes estaban arriba, a punto de empezar, vino un vendaval que se los llevó fuera de vista; entonces, la gente tumbó el poste; pero, unos días más tarde, volvieron volando los cinco; empero, como no encontraron el tronco >>>>>>>>