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Naturalmente, se puede dejar la vajilla en su aspecto simple, pero también se la puede decorar.

ð En el caso de objetos relativamente chatos como serían platos, se los decora por medio de calcomanías en caliente. Efectuado el prensado de tableta a vajilla, se levanta la parte superior de la prensa, se coloca las respectivas calcomanías, y se re-aprieta la prensa, de manera que el dibujo de la calcomanía se incorpora al plástico.

ð En el caso de objetos circulares como serían tazas, las tazas se colocan en un eje que las hace girar en contacto con un rollo de goma con un relieve del dibujo de adorno, del mismo modo que vimos en la fábrica de botellones de plástico.

Así fue nuestra visita.

(*) El pueblo de Port Gibson merece mención propia.

Su industria verdadera, como en cualquier pueblo cuyas circunstancias lo permiten, es sus casas antebellum, con toda la importancia, majestad, dignidad, que este latín confiere, según ya mencionamos, aunque, muy probablemente, no muchas tablas de estas estructuras de madera son las originales. Cada casa antebellum tiene, muy a la vista, su historia, ya no parroquial sino familial. Cada año, hay peregrinajes de visita de dichas casas bajo el patrocinio de la cámara de turismo local. Nos preguntamos cómo se sienten los moradores actuales por vivir en una pieza de museo.

Por otra parte, hay una asombrosa plétora de iglesias; incluso una iglesia pagana, de esas que llevan al infierno, porque no es metodista, ni episcopal, ni presbiteriana, ni adventista, ni de Cristo, sino sólo católica - según vociferan los Protestantes.

Una de las iglesias decidió ser original con la punta de su aguja: en vez de algún otro símbolo, o ninguno, tiene, en su prolongación, una monumental mano con índice apuntando hacia el cielo.


Aquí está

Excelente idea aparentemente porque así se evita el fraccionamiento del sectarismo y más bien se introduce la base de una unidad humana hacia Dios; pero, pensándolo mejor, hay un problemita. Si este índice apunta verticalmente hacia el cielo en reconocimiento de Dios, y si otros índices, en Asia o en Europa, apuntasen verticalmente hacia el cielo en sus ubicaciones, o sea a un ángulo de quizás 90 grados en relación con este índice, y si otro índice, en los antípodas, apuntase verticalmente hacia el cielo en su ubicación, lo que sería en dirección opuesta en 180 grados a este índice, y si todo ello ocurriese igualmente en otros planetas de esta u otras galaxias, ello significaría que Dios no estaría aquí arriba en el cielo sino en todas direcciones del universo hacia dónde se pueda apuntar un índice - aquí, allá, en todas partes, en cada centímetro cúbico; y ello, si bien atendible por algunos, muy probablemente se encontraría con muchas dificultades en las escabrosas aguas de las Santas Escrituras de más de una religión.