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Esta mañana, hacia el modelo hidráulico del Mísisipi.

Con recuerdos todavía de nuestra estadía en el delta del río: tremendas ronchas, consecuencias de picaduras de mosquitos, y de mordeduras de hormigas, aquí llamadas hormigas-fuego; impresionante; una de las ronchas mide unos ocho centímetros de diámetro, tiene el centro muy inflamado, duro, sobresaliente; todo lo demás de la superficie es una mezcla de violáceo y amarillento, y los músculos por debajo, duros.

Bastante paradójico, haber estado en tantos otros lugares famosos por sus mosquitos, sus hormigas y demás insectos y bichos, sin problemas, para tropezar con esto aquí; como para demostrar otra vez que hay menos accidentes en lugares peligrosos que en lugares supuestamente seguros porque, en los lugares peligrosos, se presta mucha atención; en los lugares seguros, el peligro sorprende la relaxación de cuidado donde y cuando no se lo espera.

Visto el modelo hidráulico del río Mísisipi, mejor dicho "visitado", tan extenso es. En realidad, no es sólo del Mísisipi sino también de sus tributarios principales.


El modelo hidráulico

No es un modelo nuevo, ya tiene varias décadas de existencia. Sin embargo, mantiene toda su utilidad y la mantendrá en el futuro previsible; a tal punto que la agencia de gobierno que lo maneja está en el proceso de renovación y - por qué extrañarse - de programación electrónica del manejo del modelo, desde la provisión, exactamente medida en volumen y en tiempo, del agua, hasta la recolección de los datos obtenidos.

- ¿Todavía no se sabe todo respecto al Mísisipi y sus tributarios después de >>tantas décadas?
- No, porque siempre surgen situaciones nuevas. Por ejemplo, en este momento, >>se está esperando que la modernización del modelo esté terminada para hacer >>el estudio de la consecuencia de la construcción proyectada de una nueva >>represa.

Se puede utilizar este modelo hidráulico, en su totalidad o sólo en alguna de sus secciones, según las necesidades del estudio a efectuar.

Hay otra estación de experimentos hidráulicos, cerca de la ciudad de Vicksburg. Vamos a esperar qué información adicional podremos recoger allí para anotar todo en una sola vez.

En dirección hacia Vicksburg, acabamos de recorrer inútilmente unos 24 kilómetros hasta convencernos de que estábamos en mal camino, y 24 kilómetros de vuelta, todo por falta de indicación vial. Otro "Eso en Vespuccia nunca ocurriría". Y, naturalmente, según la norma de este país, nadie a quien preguntar.

También, en estos días pasados, encontramos dos otros casos de "Eso en Vespuccia nunca ocurriría". Dos veces, señales de cruce de ferrocarril, cuando, en realidad, los rieles ya no existen.