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a ciencia cierta, ocurrió aquel primerísimo naufragio europeo pos-colonense en América, el de la carabela Santa María, y se erigió aquel primerísimo fortín europeo pos-colonense en América, La Navidad, con los maderos de la carabela.



Desde una ventana de la Fortaleza

En otras palabras, es esta fortaleza un desafiante competidor de Machu Pijrchu, y probablemente con más substancia: los panoramas - para empezar con lo más incidental y, por lo tanto, menos importante - si bien absolutamente diferentes, son, cada uno a su manera, notables; esta fortaleza es, físicamente, por lo menos tan impresionante como cualquier cosa en Machu Pijrchu - si fuera transplantada en el medio de Machu Pijrchu robaría el 90/oo del interés del lugar; y es esta fortaleza, ciertamente, una ilustración más auténtica del estilo a que pertenece que lo que jamás será Machu Pijrchu del arte de la cantería incaica.

Bien, pero ¿quién fue ese rey fuera de contexto en el Caribe? Su historia es más notable que sus propias construcciones porque las construcciones son sólo un reflejo de su historia.

El Rey Henri Christophe

era un esclavo negro; hijo de esclavos; nacido ni siquiera en Haití sino en >Trinidad; pero eventualmente se encontró en Haití;
eventualmente, participó en el nunca imaginable cuerpo de voluntarios >haitianos que luchó en Vespuccia en la batalla de Savannah, en 1779;
eventualmente, de vuelta en Haití, quemó Cap-Haïtien, en la lucha contra las >tropas de Napoleón;
y eventualmente, en 1811, se coronó rey de Haití como Henri/Enrique I - de la >mitad norte de Haití, hay que especificar, porque, en la mitad sur, se había >establecido una república;
finalmente, en 1820, cuando le tocó, en desgracia, una parálisis y él se dio >cuenta de que no tenía más la vitalidad para seguir desarrollando un nuevo >reino en circunstancias difíciles, tomó la última drástica decisión de su >vida y se suicidó.

Se suicidó en el Palacio Sans-Souci; su familia llevó su cadáver a esta Fortaleza donde, ahora, sus restos descansan.

Apenas se conoció la noticia de su suicidio, se desmoronó su reino. La fortaleza fue abandonada y el palacio, saqueado.

A pesar de la permanente insidiosa acción de la intemperie desde entonces hasta 1930 y de un fuerte terremoto en 1842, esta fortaleza todavía sigue maravillando al visitante, y seguirá maravillándole durante muchos siglos más.

Incidentalmente, muchos de aquellos que no aspiraban, o no se atrevían, a ser explícitamente emperador, o por lo menos rey, en la vida práctica no se quedaban atrás, agregando a su título democrático de Presidente la especificación de "vitalicio".

Mientras bajábamos caminando de la Fortaleza, echándole, de vez en cuando, una ojeada para atrás, una bruma crepuscular la envolvía paulatinamente, como >>>>>>>>