español english français česky

Luego, para subir a la fortaleza, es menester enfrentar, en los diez kilómetros restantes, siete kilómetros casi impasables para vehículos porque, a veces, parecen más pedregal que camino; y, a continuación, unos cuarenta minutos a pie por una senda bastante empinada, de muchas curvas, pero, con todo, un paseo para nosotros en comparación con las horas y dificultades de la ascensión a Cuélap.

Bien vale la pena, el esfuerzo, la lenta subida; viendo, así, la fortaleza, en sucesión, primero, allá arriba, como un perfil recortado, luego, adquiriendo más y más cuerpo y volumen, hasta sobrecoger totalmente al visitante con las impresionantes decenas de metros de altura lisa de sus murallas.



Impresionante Fortaleza

Y penetrar en sus entrañas no aminora el sobrecogimiento; hay que ver la sección de las murallas vistas por dentro - de entre cuatro y cinco metros de espesor.

Esta fortaleza es todavía menos una ruina que el Palacio.

La capacidad de la fortaleza para emergencias cortas era de diez mil personas; y para asedios de larga duración, de cinco mil soldados durante un año.

El armamento pesado constaba de no menos de doscientos cañones de bronce de gran calibre, de hasta dos toneladas cada uno, incluyendo algunas piezas maestras del arte militar de España, Francia e Inglaterra. Todavía hoy, hay unos ciento veinte cañones y un depósito de unas 45.000 balas de cañón.

Fue como defensa contra un posible nuevo ataque de Napoleón, o cualquier otro ataque, que el rey Henri Christophe erigió esta maravilla. Había un túnel secreto de comunicación entre esta fortaleza y el palacio allá abajo. Otra hazaña, cavar tantos kilómetros de túnel y sin errar la dirección, tanto lateral- como verticalmente, en este terreno montañoso.

Veinte mil hombres durante trece años (1804-1817) requirió esta fortaleza para alcanzar un estado funcional, pero en 1820 estaba todavía sin terminar. En la extremidad de su sierra, a 970 metros sobre el nivel del mar, era impregnable por 99,9/oo de sus costados; y en el 0,1/oo restante, que era la otra punta de la cresta, estaba apropiadamente protegida por bastiones de avanzada que todavía hoy se ve en la distancia.

También, qué inmensas y magníficas vistas en todas las direcciones desde las murallas de este nido de águila, tanto para defensa en tiempos malos como para admiración visual en momentos mejores: sobre 300 grados del horizonte, por encima de arrugadas serranías sin fin; sobre los restantes 60 grados, hasta el mar en la distancia; con vista, un poco hacia la izquierda, de aquella bahía Puerto de la Mar de Santo Tomás, de Colón, y un poco hacia la derecha, hacia el este, de aquella parte de la costa donde, en un lugar todavía no confirmado >>>>>>>>