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Q La lotería parece ser una gran industria; los boletos se ofrece por decámetros cuadrados; y la televisión y la radio están llenas de publicidad de lotería.

Q Algo ofrecido por hectómetros cuadrados es cuadros al óleo o al acrílico por centenares, de un estilo sabiamente ingenuo basado en uno de dos principios: o una fenomenal confusión por la repetición ad infinitum de un mismo motivo por todo el cuadro, o un parco esbozo falto de detalles; en ambos casos, casi siempre de temas agrestes con nativos negros o mulatos - ello, con buena razón, porque las caras oscuras y las indumentarias multicolores chillonas son un buen pretexto para contrastes de colores violentos.

Estos cuadros parecen ser inmunes a la intemperie, o no merecerse cuidado: se los ve, día tras día, tirados por el suelo o apoyados contra paredes, expuestos al Sol, expuestos incluso a bruma marina, y juntando mugre del suelo. Por otra parte, cuanto más se observa este tipo de pintura, tanto más se aprecia el arte de esa ingenuidad.



Algunos de los cuadros

Q  No deja de llamar la atención, en ciertas placas conmemorativas colocadas en ciertas obras del gobierno - como, por ejemplo, las restauraciones en la ciudad vieja - la especificación de "gobierno constitucional", lo que automáticamente sugiere que un gobierno constitucional, en estas partes, es algo que se merece ser destacado.

Q A pesar de sus deficiencias, Santo Domingo quedará como una de las muy contadas ciudades memorables que hemos visto.

No es una ciudad "de contrastes" según el estereotipo; sino dos ciudades, una, muy colonial, otra, muy moderna, yuxtapuestas; en la parte moderna, las amplias avenidas no son simples vías de comunicación sino que, frecuentemente, por medio de plazas, estatuas, monumentos, edificios públicos, procuran crear perspectivas un poco a la mini-Brasília. Hay todo un barrio de museos en un ambiente parquizado. También hay modernos supermercados, si bien no hay todavía ningún gran centro comercial; "todavía" porque ciertamente lo habrá pronto.  El Santo Domingo moderno es una ciudad que crece.

Q Quisqueya es otro país, con Venezuela, que cree que la yerba mate es una droga. En la calle, nos abordó, una vez, una Argentina, preguntando si no tendríamos un puñado de yerba mate para darle porque hace años que no probó la bebida; una vez, se hizo mandar un poco por correo, pero se la confiscaron por ser, dijeron, droga.

Q En la radio, hay cataratas implacablemente inagotables de estereotipada alegría rítmica bajo presión. No nos acordamos haber encontrado jamás tal uniformidad de gusto. Sólo aisladas veces sintonizamos otra cosa o música clásica.