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Y hablando de precio, éste es otra cosa de alta fantasía - naturalmente, no hay medidores, por lo que el precio se vuelve más exótico cuanto es más exótica la cara del cliente. Un viaje que vale tanto para una cara morena en cualquier nivel de densidad que sea - tinte que es la característica de la gran mayoría de la población - se vuelve automáticamente doble para una cara blanca que se sospecha que es turista, y a veces se vuelve cuadruple, salvo que, naturalmente, el turista sepa qué ocurre y, como nosotros, les diga sus cuatro verdades a los sinvergüenzas, cuando, entonces, éstos bajan al precio simple.

* También tenemos observaciones respecto a la ciudad de Santo Domingo y a la comida, pero sería injusto describir toda la ciudad por los barrios, de mediocre para abajo, que nos tocó ver hasta ahora. Esperemos hasta cuando, con nuestro propio coche, recorramos toda la ciudad, como las demás ciudades.

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Lunes.  Día de espera tramitacional.

Hoy, la aduana del puerto tendría que recibir el visto bueno de la Dirección General de Aduanas y esperamos que el Señor Colector adelantará el trámite. Hoy no insistiremos. (¡Por colmo, tenemos escrúpulos!) Mañana temprano, veremos.

Fuimos a la naviera.  No más postergaciones, el barco llega mañana de mañana.

Fuimos a pasear por el malecón. A la entrada del puerto, se yergue una estatua del estilo colosal; la vestimenta, tallada en un gigantesco paralelepípedo construido de piedras de coral de color tiza salpicado de los huequitos oscuros propios del coral, la cabeza y las manos, hechas de bronce enverdecido por la intemperie - una muy feliz diversidad de materiales, y, por lo tanto, diferenciación de color y textura entre el personaje y su indumentaria, algo muy común en las muñecas para niñas pero, por alguna razón, ignorado por el academismo escultórico. Sin embargo, a lo largo del malecón ¡qué basura, qué basura! Se ve que, en otros tiempos, fue un paseo decoroso pero, ahora, qué basural a lo largo de la línea de agua.



Sin comentario

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Martes. O sea, a pesar de todos los "extraordinariamente rápidos" adelantos logrados en días pasados, el primer día de una nueva semana - el ¡octavo! día de nuestra odisea con la aduana dominicana.