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Esta desembocadura del Orinoco es realmente tremenda; más impresionante que la desembocadura del río de las Amazonas. La desembocadura del Amazonas es, indudablemente, grande, abriéndose a un ancho de unos 150 kilómetros en su contacto con el océano, pero, en esencia, es un simple estuario, aun cuando obstruido por media docena de islas. En contraste, esta desembocadura del Orinoco no solamente llega a mucho más ancha, unos 250 kilómetros en su contacto con el océano - lo que, de por sí, no es diferencia fundamental, sólo de tamaño, no de esencia - sino que, además, a diferencia de la transparencia, se podría decir, del estuario amazónico, es una maraña en delta, de brazos, mejor dicho de ríos por derecho propio, mejor dicho aun, de tejido de ríos, uniéndose, separándose; ello, a más de varios sistemas fluviales naciendo y formándose dentro del propio delta de los brazos grandes, sistemas fluviales de varios tributarios cada uno.  Impresionante.

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Esta mañana, mientras nos acercábamos al edificio donde se nos había dicho que se aloja migraciones, pero de lo cual no veíamos ninguna confirmación fidedigna ya que el edificio es estrictamente anónimo - paredes misteriosas, puertas cerradas, y ningún cartel - dijo Karel en chiste, imitando la voz de un funcionario:

- "Ah, no, pero aquí no es, aquí no hay migraciones, migraciones se encuentra > en ..." y algún lugar bien distante.

Cuando nos encontramos frente a un empleado del edificio, escuchámosle decir:

- "Ah, no, pero aquí no es, aquí no hay migraciones, migraciones está en >>Curiapo, a la salida misma del delta, ahí se hace todo el trámite; aquí, >>hacemos cédulas de identidad".

65 kilómetros ida, 65 kilómetros vuelta, dos días de espera, porque la gente da informaciones que no sabe, que sólo se imagina. Ya en otras oportunidades, más de una vez se nos informó que había cierta cosa en cierto lugar cuando nosotros sabíamos, por haber ya estado allí, que no había tal cosa en tal lugar.


Calle en Tucupita

De vuelta, ahora, de Tucupita a Barrancas, a ver qué precio nos da el dueño de la chalana.

Bueno, con la chalana, no se va a hacer nada, porque, entre otras cosas, necesita un preaviso de veinte días o más porque, como primera medida, su capitán y el marinero tendrían que tramitar pasaportes. Se terminaron nuestras tentativas de ir a la Guyana por agua con el coche. Pero, en Maturín, según se nos informó, y así figura también en nuestro mapa, hay un aeropuerto internacional desde el cual, lógicamente, algún vuelo tiene que ir a Georgetown.

Ahí vamos.