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programa, en una serie de doce, de una mesa redonda, de discusión y análisis, del tema "papel y responsabilidad de los medios de comunicación en una sociedad como la de Trinidad-y-Tobago". Once sesiones ya sobre este mismo tema, y lo que escuchamos no era agüita diluida sino a la altura de las más substanciales discusiones de mesa redonda escuchadas en los países auto-evaluados como más substanciales.

También sintonizamos el francés muy especial de Martinique, y el español bajo el signo del dólar de Puerto Rico.

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Esta mañana, recorrimos otra vez el abanico FM. Había tres estaciones; las tres, de Trinidad-y-Tobago. Nos sorprende que tengan tanto alcance. Si bien la radio, evidentemente, no tiene televisión, nos es tan obvio como si tuviera televisión, por la sola manera muy característica de pronunciar el inglés, que son voces negras, o sea de personas de la raza negra.

Aprendimos, en un boletín informativo, que, en Port of Spain, tenían - en las propias palabras de la locutora - una "fresca" ambitura de 23 grados; no supimos si tomarlo como chiste o no. Para agregar un chiste nuestro al chiste, dijimos que quizás eran grados Fahrenheit. Pero cuando nos fijamos en nuestra ambitura mínima de la noche, se terminaron los chistes: hemos superado la maximarca anterior de mínima alta - o cómo es que hay que expresarlo - nocturna, con, esta vez, 29 grados, y no Fahrenheit, bien centígrados.

Otra vez, tuvimos una muy buena impresión de la calidad de la radiodifusión trinitaria; no por los programas - que, a esa hora, eran publicidad, musiquitas, informaciones y charlitas ligeras, nada que nos llame la atención - sino porque lo que hacían estaba bien hecho; la calidad del sonido, muy buena; las voces de los locutores, muy buenas; las propagandas comerciales - por más que hallemos que ese tipo de enloquecimiento del público tendría que estar prohibido por ley - dentro de su filosofía de trampa satánica, muy bien armadas.

La toponimia de Trinidad cuenta una fascinante historia de los varios pulpos europeos tratando de arrancarse pedazos del botín americano; topónimos, españoles como Río Claro; franceses como La Lune; ingleses como Fullarton; mezcla de castellano y francés como Punta La Vache; de homenaje a España en puro inglés como Port of Spain; de extraño castellano como San Francique; y otros, como Fyzabad.


"Alcabala" (¡una de las muchas, demasiadas!) cerca de Cumaná

Camino a la ciudad de Cumaná, se nos va derrumbando una ilusión venezolana. Sí, ahora, en muchos pueblos - quizás porque estamos llegando a lugares que tienen la vanidad de creerse y quererse importantes - aparecieron los infames >>>>>>>>