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mediante un acentuado ángulo, subir a la balsa por su rampa de gran aclive, rampa "conectada" - si se puede usar esta palabra - a tierra "firme" - si se puede usar esta palabra - por un planchón de hierro que no asienta firmemente ni en la rampa ni en tierra, dejando una hendedura, un vacío, difícil de vencer y ángulos muy marcados. Ayer, raspamos el blindado de nuestro tanque de nafta. Hoy, como ayer, los Alemanes fotografiaron y filmaron cada metro del embarque y, luego, del debarque.  No se perdieron una sola acción.



Los Alemanes ya están, nosotros por ir ... en la balsa

Como era de esperar, la carretera corre - bueno, se arrastra - otra vez entre dos franjas de desmonte de selva. La pared de la selva se ve a aproximadamente 500 metros de cada lado.

En realidad, después de ver tanta selva en todos sus estados, podemos decir que selva es un desierto de verde: de lejos, todo monocromo; y de cerca, la linda flor que se puede ver, de vez en cuando, es como una perla perdida en los mares. Los bosques de coníferos de Canadá también son monocromos, naturalmente, pero parecen más peinados, más prolijos.  Aquí, todo es rizado, hirsuto.

En cuanto a la carretera, quien hubiese esperado que se mejoraría al acercarse a Manaos se hubiese equivocado en grande.

¡Ahá! Ahí está. El río de las Amazonas. Por lo menos, por lógica debe de ser - porque por su ancho, si bien es notable, no nos parece amazónico según la legenda.  Preguntamos.

No, no es el río de las Amazonas, es el Solimões.
Lo mismo, pues.
- No, se nos enfatizó, aquí, el Solimões, allá, desde la confluencia con el >>río Negro, recién empieza el Amazonas.

Sabíamos los muchos nombres que existen para los varios trechos del gigante que se suele llamar Amazonas, a veces encimándose, Huarco - Toro - Santiago - Apurímac - Enne - Tambo - Ucayali (o Marañón, según algunos) - Solimões, pero creíamos que es ello sólo para puristas. Pero no; son susceptibilidades locales que hay que tratar con toda la cautela que tales susceptibilidades se merecen en presencia de los interesados.

Muchedumbre de vehículos aguardando. Tres filas, una de ómnibuses, una de camiones, una de coches menores.

Nada fuera de lo común es que el transbordador saldrá recién dentro de dos horas y media, si es que sale, porque anda con problemas de motor. ¿No es, acaso, lo mismo en los distinguidos aeropuertos internacionales? A esperar pues, con lluvia y Sol cuidadosamente alternados y dosificados, a veces combinados, para mantener el ambiente vaporoso y caliente.

Así esperando, cocinados a bañomaría, nos rememoramos algunos comentarios de los expedicionarios alemanes.