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cruces, bifurcaciones, empalmes, con ninguna otra vía terrestre; no se puede ir sino en la buena dirección; no hace falta mapa. No tan fácil lo tenían, hasta hace poco, los viajeros que, por alguna necesidad, se movían por tierra sin corte, con mapas físicos aquejados de los errores ya mencionados.

Por ejemplo, pensar en el interés de comparar la expedición alemana y nosotros.

Más específicamente, en la diferencia de atractivo de los dos vehículos. El de ellos, bombástico, atrayendo la atención como si fuera un verdadero elefante, dejándonos ignorados - toda la diferencia entre música sinfónica a todo clamor y música de cámara.

Más específicamente, en la diferencia entre los intereses fotográficos. Los Alemanes no se perdieron una sola bajada, una sola subida, de una sola de aquellas zanjas. No se perdieron uno solo de los esfuerzos. Todo lo fotografiaron y filmaron. Dan preponderancia a todo lo que es acción y que, en su mayoría, tendría que quedar periférico a una expedición, y relegan a demasiada poca importancia, a nuestro criterio, cosas de fondo que tendrían que ser la substancia de una expedición. Son ellos, en realidad, una ilustración y confirmación de nuestra teoría de que filmar es una esclavitud porque filmar se puede sólo acciones, no se puede filmar ideas; de manera que, obligadamente, filmando, se va a lo cirquense y se deja de lado lo substancial.

Ahora, tuvimos un encuentro con un helicóptero. Primero, como viajábamos, pasamos un helicóptero posado. Kilómetros más lejos, él nos pasó, volando a lo largo de la ruta hasta perderse de vista - eso sí que es viajar; evitar el camino totalmente. Más adelante, lo alcanzamos nuevamente; esta vez, su piloto ya nos esperaba. Nos señaló con mucho interés que parásemos. ¿Qué quería? Tomar fotografías del helicóptero con nuestra Expedición.  Muy bien.


Con el helicóptero

- Cómo nos gustaría tomar fotografías de la selva desde arriba.

Tácito trato hecho; él tomó sus fotografías, y así nos dimos una vuelta por el cielo amazónico.


Desde el helicóptero

Sin más novedades por hoy (qué beatitud), estamos por pernoctar a unos 100 kilómetros de Manaos.

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Hoy empezó con un cruce de río en balsa, lo mismo que ayer.

Ingresar rodando a una balsa, y luego salir, no es embarcar y debarcar más o menos horizontalmente como en un transbordador civilizado en un muelle a nivel.  Es bajar una tremenda pendiente de barranco, hasta el nivel del río y, >>>>>>>>