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Esta mañana, hacia el pueblo de Sudbury; ubicado en una zona que, según leímos durante nuestros preparativos, es vertiginosamente fea, un lugar revuelto como si fuese por bombardeos, donde los astronautas - ¿astronautas? - ¡cosmonautas, si se quiere pensar inteligentemente! - donde los cosmonautas mismos que iban a ir a la Luna vinieron para tener una impresión previa de lo que, según se creía entonces, los esperaba en la superficie selénica.



Sudbury

Claro que cosmonautas y no astronautas. ¡Qué inconceptualismo es hablar de "astro"náutica, sugiriendo navegación de estrella en estrella, cuando es imposible siquiera acercarse a una, salvo que se quiera cometer suicidio, cuando es imperativo evitarlas más que arrecifes en el mar! ¡Y qué elegancia de concepto es hablar de "cosmo"náutica, de navegación por el espacio del cosmos, entre los cuerpos celestes, hacia los cuerpos celestes de interés y evitando los cuerpos celestes de peligro. La diferencia entre astronautas y cosmonautas no es entre Vespuccianos y Rusos, es entre infantilismo y madurez.

Vamos a ver si el complejo de minería y procesamiento de níquel más grande de la zona no comunista, que teníamos que visitar, está todavía parado - ahora no estamos seguros si por huelga o por condiciones del mercado. Felizmente, en el peor de los casos, tenemos cita con la oficina técnica, para enterarnos de sus operaciones aunque sea sin la visita de instalaciones en funcionamiento.

El camino por donde estamos viajando ahora hacia el sur resulta ser bastante solitario, a tal punto que hay carteles en lugares apropiados con advertencias como la siguiente: no hay nafta en los próximos 128 kilómetros. Nosotros ya vimos peor que esto, y sin advertencia: era en lugares inhabituales, para gente inhabitual. Aquí, para el motorista común, tales advertencias quizás sean necesarias.

Y nosotros, de todos modos, tenemos un alcance de unos mil kilómetros sin reaprovisionamiento.

El terreno es de topografía levemente ondulada. Las ondulaciones están cubiertas de bosques de coníferos.  El día está soleado.

Según estamos viajando, ya dos o tres veces vimos como si fuera vapor o humo saliendo del suelo, mejor dicho de la espesa capa de nieve que cubre el suelo; pensamos que, como dicho vapor o humo sale de laderas expuestas más perpendicularmente a los rayos solares, quizás sería alguna reacción entre el calor relativo del Sol y el frío relativo de la nieve, aunque no nos parece muy convincente tal supuesto.