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del gran puente que lo cruza, tiene un muy interesante color marrón rojizo oscuro con reflejos violetas.

Del lado uruguayo del río, la topografía presenta ondulaciones como no vimos, hace mucho ya, en la Argentina.

El camino que, en la frontera, había empezado con gran fanfarria, después de la primera loma se achicó a una cinta asfáltica que parece haber tenido tres ataques de viruela.

Pequeña ciudad de Mercedes, no lejos de la frontera.

Sabíamos que, en esta zona de un país tan desprovisto de arqueología, se había encontrado una pequeña cabeza antropomorfa tallada en piedra. Deseábamos ver qué es. Buscamos, y encontramos, el museo donde, supuestamente, la cabecita está.  Pero el museo estaba cerrado - y sin horario a la vista, naturalmente.

Empero, buscando esto, encontramos otro museo, un museo de paleontología. ¿Qué paleontología puede haber en el Uruguay?  Pues, por lo que vimos, bastante.

A más de los huesos más o menos comunes a todos los museos paleontológicos, vimos una colección de corazas sumamente interesantes por sus estructuras y sus dibujos, de animales prehistóricos, incluyendo corazas tubulares de sus colas.

Pero, lo más interesante e inédito, por lo menos para nosotros, de este museo imprevisto en esta pequeña ciudad, es la presentación de los huesos: en vez de encontrarse simplemente depositados horizontalmente sobre una repisa u otro soporte - como muertos, sin juego de palabra - se encuentran colocados en la posición espacial que tendrían si fueran parte de un esqueleto entero; y, en la pared, un dibujo ilustra el esqueleto entero, destacando en rojo, en el esqueleto, la posición, y por lo tanto función, del hueso expuesto. Muy bien hecho.

Otro detalle interesante, en este museo, es que las vitrinas que muestran huesos de animales herbívoros tienen sus paredes pintadas de verde pastel, y las vitrinas con animales carnívoros, las tienen de rosa pastel. Cada vidriera también tiene un mapa del Uruguay indicando el sitio del descubrimiento de la pieza expuesta; todas las piezas fueron descubiertas en este rincón del país que, por lo visto, tiene que haber tenido una riquísima vida animal en el pasado, desde cliptodontes hasta mastodontes, y algunos animales que se extinguieron no hace más de 15.000 años, como un toxodonte herbívoro de una talla similar a la de un hipopótamo.



Aquí, coraza de gliptodonte

Y ahora, en vez de tener el coche confiscado en la aduana argentina, vamos a disfrutar de una noche silenciosa en el agradable ambiente del parque del chiquito pero valiente museo paleontológico. Es este parque, seguramente el más señorial que vimos en cuanto a comodidad de las familias que lo utilizan, por las grandes distancias que hay entre los varios sitios de mesa y fogón, >>>>>>>>