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Al respecto, la manera habitual de los leones marinos, aparentemente torpe, de deambular no cuenta toda la realidad y puede llevar a una convicción de seguridad muy equivocada; para nuestro asombro, vimos algunos de estos bichos moverse literalmente al galope a la manera de los osos, que es mucho más rápido de lo que a uno le gustaría si uno fuera la meta de la corrida.

Así son nuestras impresiones de Punta Pirámides y de Punta Norte.

Y ¿dónde estamos ahora? Estamos en este sitio secreto, del cual no se habla en la península Valdés; un sitio que no figura en los circuitos turísticos y que ni siquiera figura en todos los mapas, pero del cual conocimos la existencia por las indiscreciones de nuestros pescadores en Camarones.

Se llama caleta Valdés, y es más bien un muy alargado y angosto sin estrechez brazo de mar entre la costa y una contracosta paralela de tenue pero suficiente lengua de grava fina, a lo largo de, quizás, un tercio de la faz oceánica de la península. Estamos aquí, en esta laguna hermosamente atestada de bancos de grava fina y de islotes - todo ello, siempre cambiando sus contornos lentamente pero a la larga substancialmente, por el juego de la marea inundando o despejando el sitio. Un lugar perfecto para hipopélagos; e hipopélagos hay por docenas. Ah, y, sorpresa de sorpresas, hay también centenares de pingüinos.



Muy tranquilos, todos

Por colmo de beatitud, sin gente para molestarlos y sin guardafauna para protegerlos. Aquí, uno se puede acercar a los hipopélagos libremente, y ellos, grandes husos de gelatina dormida, no se preocupan por quién viene o va. A veces, entre-abren un ojo o, a lo sumo, mueven la cabeza, y se sumergen nuevamente en sus pensamientos.



Y se dejan acercar sin inmutarse

Lindo anochecer, con Luna creciente, y su reflejo como franja plateada en las aguas de la caleta, franja dentada por las oscuras masas recortadas de los islotes.

Es de noche por completo, si bien son recién las 22. No hay nada que hacerle, estamos otra vez en las latitudes de anocheceres menos fascinantes por su menor estiramiento y su menor sesgo.

A pesar de la oscuridad, sigue el bochinche sin menguar. Los pingüinos con sus proclamas tipo burro, y los hipopélagos con sus motores fuera de borda que no quieren funcionar.

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ºOº  Esta mañana, hermoso amanecer, con otro reflejo en franja luminosa cortando la caleta, o la laguna, como sea, y también el océano en la distancia; esta vez, el Sol naciente.