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En cuanto a las esclusas, bien puede ser que sean muy activas, con más tráfico que la suma de los canales de Suez y de Panamá, porque se trata, en realidad, de varios canales con esclusas, uno al lado del otro; pero nada de ello justifica el derroche de propaganda para atraer a incautos como si fuera una novena maravilla del mundo. Además, no se especifica si se establece la comparación en base a las veces que se maniobra las esclusas, o al tonelaje u otro criterio - lo que tiene su importancia ya que es probable que la proporción navío-de-altamar - embarcación-fluvial-o-lacustre debe de ser diferente en Egipto, en Panamá, o aquí.

Según estamos descubriendo ahora, la mejor manera de ver los varios pasos paralelos con sus esclusas es desde el puente internacional entre Michigan y Ontario. En este puente justamente estamos en este momento. Vemos cuatro hileras de esclusas paralelas en la mitad vespucciana del canal entre los dos lagos, Superior y Huron. Ahora vemos unos rápidos, lo que es bastante interesante ver porque parecen ser una ilustración de cómo era el desagüe natural a todo su ancho de un lago al otro en tiempos pasados.

Esta noción de estado natural nos hace acordar de que ya otra gente consideraba este sitio como estratégico entre los dos Grandes Lagos, si bien por otras razones que las modernas, hace no menos de 2.000 años según los vestigios encontrados.

Y ahora, ya del lado canadiense, avistamos lo que parece ser un solo canal con esclusas.

Y así, muy ocupados con observar los alrededores, nos encontramos en Canadá, pero falta y vamos a ver la aduana.

La aduana fue tan fácil y rápida como en nuestra primera entrada a Canadá.

La ciudad canadiense de Sault Sainte Marie no es gran cosa pero, por lo menos, está limpia y generalmente más agradable que su compañera homónima vespucciana. Su ortografía, Sainte Marie, en vez de Sainte-Marie, es evidencia de la perennidad de la influencia histórica francesa pero también de su obliteración en el sentir práctico presente. Estamos en Canadá, mas no en Québec.

Acabamos de darnos cuenta, de repente, de que el cielo está despejado y de que el Sol brilla cerca del horizonte, a punto de acostarse. ¿Cómo no nos dimos cuenta antes?

Instalados para la noche.

Nuestra próxima meta es acercarnos tanto como posible a las aguas de la bahía de Hudson. Vamos a ver qué será lo que nos parará primero: las nieves o las dificultades burocráticas.

Hablando de cielo despejado, tenemos la sorpresa de ver la Luna ya casi llena; después de tantos días y noches nublados, cuando nos habíamos olvidado hasta de su existencia.