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Esta mañana, vislumbramos, a nuestra izquierda, el volcán Villarica.

El uso de la tierra, lo comparten bosques, pastajes y papas sin enfermedades. Como ya dicho, Chile tiene su ganado vacuno libre de fiebre aftosa, y generalmente trata de ser un país agropecuariamente sano.

Desde Santiago, hubo como media docena de puestos camineros de carabineros, pero en ninguno paraban el tráfico, salvo, en algunos, los camiones.

Varias cosas fueron cambiando en este viaje desde Santiago hacia el sur: los días se han vuelto notablemente más largos; las ambituras se han vuelto algo más frescas; hay más agua en los ríos - que llegaron a ser ríos de verdad; podemos atestiguar que hay un gran aumento en la población de insectos, en comparación con el norte, por las veces que tenemos que estar limpiando el parabrisas de sus restos aplastados.

La toponimia nos hace acordar de que estamos viajando por un mundo que otrora fue otro mundo, de otros dueños, con nombres como Malalhue, Cafalquén, Riñihue, a no confundir con Riñinahue, Llau Llau, muchos otros, y hasta un nombre de corte y sabor extrañamente ruso: Choshuenco. La terminación "hue", muy frecuente, seguramente significa algo. Lo que no entendemos es que, a veces, la vemos con acento, hué, a veces, sin acento.

Llegamos a la ciudad de Osorno sin pena ni gloria.

La ciudad misma tampoco tiene pena o gloria, salvo el interés de su nueva catedral, construida en estilo ojival muy acusado, de finos arcos de hormigón armado. La pregunta se presenta si el interés del estilo ojival radica únicamente en su liviandad artística o si también requiere como ingrediente vital el lograrla por la proeza técnica de tiempos pasados, piedra por piedra, en vez de por la simplicidad del hormigón armado.



Catedral de Osorno

Esta catedral es la sexta en el mismo lugar. Las cinco anteriores, desde 1577, fueron destruidas por terremotos y/o incendios. Darwin quizás diría que es un proceso de natural selección y mejoramiento, en vez de quedarse estancado para siempre con la misma reliquia de siempre.

En su tiempo, todo el asentamiento incipiente fue destruido por los paraborígenes.

Osorno es uno de los focos, así como lo son Valdivia o Llanquihue por ejemplo, de un importante asentamiento alemán en esta zona de Chile. No se trata de Alemanes fugitivos de la pos-guerra número II, sino de Alemanes de la primera mitad del siglo XIX, cuando el viaje de Europa a estas partes tardaba de tres a cuatro meses y cuando los mapas de la época identificaban Chile como la Tierra del Diablo o de la Desolación.