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Aprendimos que no sólo los murales, sino toda la escuela, son una donación del pueblo mexicano a Chillán, después del terremoto de 1939, cuando murieron unos 25.000 de una población de unos 80.000, y cuando, naturalmente, casi todo quedó arrasado.

Ello, a pesar de que es casi imposible imaginarse semejante terremoto, o cualquier terremoto, en esta llanura de aspecto tan plácido. Sin embargo, podría ocurrir otra vez. Hubo una destrucción anterior, en 1833, del Chillán original en una ubicación vecina.

Y no es la mala suerte de una ciudad sola. Antes de cruzar el río Maule, pasamos por la zona de Talca, también arrasada dos veces por terremoto - en 1742 y en 1928. En verdad, el arco americano del círculo volcánico-sísmico del Pacífico.

Los murales no defraudaron nuestra expectativa. La misma convincente proyección artística, la misma fascinante simbología expresada crípticamente en cada rasgo de la composición. Se puede notar que Siqueiros no tuvo que venir de México para pintar su obra, porque simplemente se encontraba exilado en Chile.


Siqueiros en Chillán

En un parque de Chillán, hay otra expresión artística de bastante poder e interés, algo que, a falta de mejor denominación, se podría llamar mosaico integrado, ya que no se trata de un muro construido y luego cubierto de plaquetas para formar un dibujo, sino de un muro construido, por lo menos en su faz externa, de piedras de diferentes tamaños, formas y colores, para formar dibujos. Estos dibujos tienen una amplitud de concepto algo parecida a aquella de los murales.

Y ahora, hacia nuestra próxima meta, el museo araucano, vale decir mapuche, en Temuco.

La vegetación va cambiando otra vez. Ya ayer, aparecieron unos pinos, casi tímidamente; luego, se fueron uniendo en bosques. Y ahora, estos bosques se van volviendo cada vez más frecuentes y extensos; inclusive, vimos ya un aserradero en pleno trabajo - y, como necesario complemento, camiones acarreando troncos.

Y la llanura anterior se trocó por serranías.

¡Ver estas oleadas de pinos y rememorarse al mismo tiempo las llanuras de puro desierto del norte! Estos pinos son plantados industrialmente, pero antes había, y aún hoy, en ciertos lugares, hay, las famosas araucarias. Los Araucanos lo tenían bastante bien en sus tierras.

Y hasta por aquí no más llegó el aventurero Pedro de Valdivia desde el Perú con sus compinches, porque fue por aquí que se le terminó el aventurismo - y la vida. Fue a esta latitud, un poco más hacia la costa, cerca de donde se encuentra el pueblo de Cañete, que los Araucanos vencieron y mataron, en 1554, a Valdivia y 52 de sus bandidos.