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escultórico inhabitual y llamativo a la gloria del gran héroe sin el cual la Argentina no podría sobrevivir, el General José de San Martín.  Allí subimos.

El monumento es una compleja combinación, de un pedestal no del tipo angular académico, sino rocoso, con una fuerza creativa propia; y de, sabiamente diseminadas, expresiones escultóricas compuestas, por una parte, de once figuras, cada una de éstas, una estatua de por sí con su vida propia; por otra parte, de una solitaria estatua ecuestre suelta; y por otra parte más, de relieves, desde los más altos a los más bajos.

No se escatimó imaginación y no se escatimó gasto. Este monumento fue eregido aquí, en Mendoza, porque es donde San Martín organizó un ejército para cruzar los Andes por el lugar menos esperado y vencer los Españoles por sorpresa en Chile. Lamentablemente, hay muy poca explanada alrededor del monumento, por lo que no se lo puede realmente apreciar desde todos los costados como se lo merecería.


Sí, es monumental (ver lo pequeña que es Božka)

… Lo curioso, y probablemente lo acertado, del caso es que San Martín, en su estatua ecuestre solitaria, parece totalmente ensimismado, cansado y desligado de toda la gloria alrededor de él, probablemente porque sabe cosas que la gran mayoría de los Argentinos no sabe, aun quizás cosas que ni siquiera los historiadores saben.

… Este semi-dios es conocido en todas partes como argentino, y reverado en la Argentina como la vida misma de la nación - tal como lo demuestran este monumento y, quizás todavía más, el hecho de que en cada ciudad, pueblo, aldea, hay una calle San Martín, una plaza San Martín, o ambas.

Sin embargo, en la realidad de la vida, San Martín era un noble español, nacido por accidente en la Argentina - lo que le impuso automáticamente, del punto de vista argentino, pero no español, la nacionalidad argentina, según la ley en todos los países nuevos del Nuevo Mundo - y llevado a España antes de la edad escolar; de manera que, a los 11 años, se incorporó al ejército español como cadete y así, hasta los 32 años de edad, estuvo guerreando para España dondequiera era necesario, incluyendo contra Napoleón Bonaparte, por lo que recibió una medalla de oro - guerreando así, irónica- pero efectivamente, contra la fuerza misma que estaba debilitando indirectamente el dominio de España sobre sus colonias, guerreando así, de hecho, contra la Argentina. ¡Curioso!

Entonces ¿cómo ocurrió que, eventualmente, llegó a luchar en Argentina y Chile contra España? Porque así fue incitado por la propaganda y las intrigas de Inglaterra, enemiga de España. Así es que, cuando se separó del ejército español, viajó a - no, no a Buenos Aires, sino a Londres, y allí se quedó dos años para su condicionamiento más específico para la tarea que le esperaba; sólo entonces fue a Buenos Aires - como agente inglés, se podría decir muy fácilmente.