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Por otra parte, sabemos que, mediante un desvío de 75 kilómetros desde nuestro camino, podríamos ver unos petroglifos. No sabemos qué son, si valen la pena, pero hace mucho que no vimos petroglifos; los últimos, si bien nos acordamos, acercándonos a Arequipa, en el Perú, no muy interesantes, de manera que los últimos de cierto interés fueron en Vespuccia, así que podríamos ir a ver qué tal son éstos.

Más allá del pueblo Los Baldecitos, a la entrada de un cañón de nombre Talampaya, de altísimas paredes, absolutamente verticales y lisas, vimos, en grandes rocas caídas de lo alto de los farallones hace siglos y siglos, los petroglifos o grabados rupestres. Estamos satisfechos de habernos dado esta vuelta porque estos petroglifos son la antítesis de aquellos de Arequipa. Aquí, los hay pocos, pero la mayor parte de ellos, de gran interés; aunque también hay algunos del estilo esquemático primitivo de siluetas antropomorfas y animales.


Sí, da la impresión de algún parecido con lo de Guachipas

Los interesantes no se parecen a ningún otro petroglifo que hayamos visto hasta ahora. Son mucho más maduros en sus combinaciones de formas. Se puede decir, si bien no tienen ninguna semejanza formal con las pinturas rupestres que vimos hace poco, que tienen alguna raíz común de inspiración.

Uno de los grabados, que podría interpretarse como un escudo heráldico, a más de su interés formal propio, logra integrar también tres colores: rojo oscuro, rojo grisáceo, con fondo negro, siendo el negro el color de la superficie de la piedra y los dos otros colores, los colores de la parte interior de la piedra raspada.

Un detalle de muchos de estos grabados rupestres, y felizmente de los de más valor, es que se encuentran muy alto sobre las rocas, totalmente fuera de alcance de los habituales vándalos que siempre abundan en todas las latitudes y altitudes, de manera que se encuentran a salvo de depredaciones, y de manera que nos encontramos en la curiosa necesidad de tomar fotografías de petroglifos con un lente de 300 milímetros, en vez del habitual 100 milímetros macro.

Muy bien, pero ¿cómo se las arreglaron los artistas paraborígenes? Nadie los vio grabar sus cosas, pero se supone que no tuvieron que arreglar nada, porque se supone que, en aquel entonces, el terreno alrededor de las rocas estaba más elevado, lo que, a su vez, supone una erosión de gran cantidad de tierra, lo que, a su vez, supone muchos siglos transcurridos.

Así pasó el día; y no lejos de estos grabados rupestres estamos por pasar la noche al borde del camino, en la soledad de esta zona semi-desértica. Tiempo para agregar tres anotaciones.

Según noticias en la radio, hubo tres temblores telúricos sentidos tanto en la zona de Santiago-Valparaíso como en la de Mendoza. Si nos quedamos bastante tiempo en esta zona Mendoza/Santiago, nos podría tocar un temblorcito a >>>>>>>>