español english français česky

Así hicimos. También tuvimos la gran suerte de sintonizar, por casualidad, un programa llamado Revista Cultural, con entrevistas, comentarios, noticias, sobre literatura, pintura, cine, música, y otros tópicos afines. Qué tratamiento de rejuvenecimiento para el espíritu. Qué placer escuchar hablar, hablar de cualquier cosa, pero inteligentemente. Y el locutor principal, entre los mejores que hemos escuchado jamás, debe de ser lo mejor que tiene Bolivia. Lamentablemente, al final del programa, vino el anuncio temido: será hasta dentro de siete días.

Mañana, saldremos hacia varios puntos de interés en el interior del país, si los caminos, las lluvias, las hojas de ruta y otros posibles estorbos permiten. Por lo pronto, se anuncia manifestaciones callejeras para mañana mismo en La Paz y otros centros.  Veremos.

. .
*

Hoy, el día no fue como pensábamos que iba a ser.

Esta mañana, nos levantamos tempranito, listos para nuestra gira por el interior de Bolivia. Pero, en el momento de partir, cuando movimos el vehículo un par de metros para que Božka, como siempre lo hacemos, se fijara si se nos había caído algo, y que no había aparecido la advertencia de una pérdida de líquido, ella justamente notó en el suelo una mancha de aceite. Karel detectó que venía de una pérdida en un retén a la salida de la caja de transferencia. Al taller donde habíamos estado por los frenos, pues fuimos, ya que viajar así no se podía. Pero, como hoy iba a ser el día de las manifestaciones callejeras contra la situación deplorable de Bolivia, no se pudo empezar el trabajo.

De vuelta al aeropuerto pues fuimos, para ocupar el día con tareas varias, que nunca faltan.


Vista desde el aeropuerto

En camino, compramos nafta; pero, esta vez, tuvimos que hacer cola. Anteriormente, habíamos tenido la suerte accidental de conseguir gasolina sin cola, pero cola para nafta es lo común en Bolivia, así como cola para pan, cola para querosén, cola para gas envasado; y, por lo que escuchamos por radio, escasea azúcar, escasea harina, y escasean otros artículos de la llamada canasta familiar.

Esta cola fue lo suficientemente larga y lerda para vaciar la mente de contingencias del momento y darle la oportunidad de escarbar, incipiar, alguna idea espontánea.

La idea fue que un país como Bolivia, por lo que vimos hasta ahora, o como otros países que ya visitamos, es una trampa pura y simple donde millones de personas están condenadas a vegetar y a no poder progresar aunque así lo quisiesen.  En tales países, tantas de las partes constituyentes - en lo >>>>>>>>