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No sin razón, los Peruanos llevan la cuenta - cuenta aproximada se supone - de la pajarada guanera; últimamente, se calculaba unos ocho millones de aves; pero hay muchos altibajos, con los altibajos de las condiciones oceánicas, y por lo tanto de la presencia de peces para la alimentación de las fábricas guaneras voladoras.

El guano, a más de esta función - exaltada o ancilar según cómo se lo mire - tiene otra función, pasándolo del mundo agricultural al mundo académico. En los sitios con guano, la arqueología no necesita termoluminiscencia, ni carbono 14, ni dendrocronología, ni potasio 40; tiene excrementocronología - más decorosamente, guanocronología.

Ya que la población aviar tiene ciclo anual, el depósito de excrementos tiene ciclo anual; cada capa de guano representa un año - basta con contar las capas. Y ya que cada capa refleja el estado de la población aviar de su año, que, a su vez, refleja las condiciones ambientales del año, se puede seguir, en la evolución de las capas de la guanocronología, así como se puede seguir en la evolución de los círculos de la dendrocronología, la evolución de las condiciones ambientales en el correr del tiempo.

Viajando entre las muchas formaciones y aglomeraciones de rocas y peñascos que van cambiando permanentemente la atracción visual del paisaje, recién vimos todo un campo de grandes bloques blanquecinos de guano con las formas redondeadas y ahuecadas típicas de témpanos; realmente como témpanos pétreos flotando en un mar de arena.



Las islas guaneras

Llegamos al pueblito de Atico y aquí vamos a pernoctar.

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Esta mañana, cambio total de panorama e interés; la mano de la casualidad nos guió para pernoctar precisamente en el deslinde de contrastes entre lo que vimos ayer y lo que vemos hoy, como si fuéramos parte de una gira turística bien orquestada; no más paisajes fantasmagóricos revueltos; un habitual camino de cordillera, con todas sus curvas a 180 grados, con todas sus gradientes subiendo y bajando, sus túneles en la roca viva, como si estuviéramos, aquí, cerca del mar, realmente en el medio de una cordillera - pero con la mitad de la cordillera que tendría que estar a nuestra derecha, desaparecida por obra de magia o como torta cortada por la mitad, mitad de torta o cordillera reemplazada por la infinidad del océano Pacífico que dominamos como desde un avión.

Qué contraste entre la uniformidad, tanto del color como de la superficie, del océano y la sorprendente variedad, tanto de los colores minerales como de la topografía.