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Hablando de comida, no nos acordamos si ya anotamos que la leche que compramos supo a pescado; los huevos que nos tocó comer tampoco supieron muy buenos.

Pisco se encuentra en el centro de la zona de la antigua cultura chincha, no muy famosa entre el público en general, pero famosa entre entendidos por el arte y la técnica de sus textiles; un arte magnífico, y una técnica nunca lograda antes ni después: hay casos de 16 hilos por milímetro; de no creerlo, pero así dicen los expertos. Y hay que verlo para concebirlo, y, entonces, apreciar a todo su justo valor no solamente la habilidad de las tejedoras sino también, si no más, como requisito previo necesario, la dexteridad de las hilanderas.

¡dieciséis hilos en aquel milímetro!

La zona de Pisco es también el centro de una controversia; por el hallazgo, en dos sitios de la comarca, de alfarería con dibujos de llamas no del tipo habitual con dos pezuñas o una pezuña en trébol sino de un tipo con cinco pezuñas que, según las ciencias "naturales", vivía ... pues ... bien antes de la aparición del hombre; hallazgo corroborado, se dice, por el hallazgo, en las ruinas de un templo, de huesos, llegando a esqueletos, de dichas llamas "prehistóricas".  ¿Entonces?

Entre Pisco y el pueblo de Paracas, hay muchas empresas grandes de procesamiento de pescado.  Los ojos y, sobre todo, la nariz así lo dicen.

No es de sorprenderse, ya que los cardúmenes de anchovetas que patrullan estas aguas son los más grandes de todos los mares, y coadyuvaron a ubicar al Perú como el primer productor de harina y aceite de pescado de la Tierra.

También, se procesa cantidades de moluscos, a juzgar por las decenas de hectáreas cubiertas de espesas capas de valvas en desecho.

Encima del pueblo de Paracas, en una antigua playa geológica dominando de cien metros quizás la orilla del mar de hoy, se levanta un monumento bastante original que divisamos ya desde cierta distancia y cerca del cual estamos estacionados ahora mismo.

Consta, esencialmente, de dos formas geométricas que seguramente tendrán algún docto nombre técnico pero que se puede describir muy simple- y eficazmente como dos velas de barco hinchadas por el viento, pero cada una en una dirección opuesta a la otra; ofreciendo el conjunto, con cada paso que se da alrededor, un perfil cada vez muy diferente.