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Volviendo a los fardos funerarios, vimos que llevan en su parte superior una cabeza postiza que no es la del difunto, conformando así, el fardo y la cabeza postiza, la misma estructura encontrada en las tumbas antropomorfas de piedritas y barro del valle del Utcubamba.

En el Museo de Antropología y Arqueología, no tuvimos problema con dejar el coche solo; nos pareció, por el ambiente de la plazoleta, razonablemente prudente dejarlo solo, si bien varias veces interrumpimos las tres horas de la visita para ir a echar un vistazo.

Pero, en el caso de este Museo de Arte, por alguna razón, a pesar de su ubicación en un sitio de categoría urbanística, no nos atrevimos a dejar el coche solo. Decidimos visitar el museo por separado, por más profundamente repelente y estéril que nos resultaba este arreglo. Karel fue primero. Se le acercó un guía para ofrecerle sus servicios. Y ahí a Karel se le prendió la lamparita en la cabeza: preguntó al guía cuánto cobraba, y le dijo que él, el guía, se lo iba a ganar sin siquiera tener que hablar, y ni siquiera caminar. Que, por favor, tuviera la bondad de vigilar nuestro coche sin moverse un paso de su lado. Trato hecho. Pudimos visitar el museo juntos, con la tranquilidad de tener el coche cuidado por una persona responsable, ya que los cuidadores callejeros, de los cuales hay por todos los lados, no nos inspiran ninguna confianza.

Hablando de los alrededores de este Museo Nacional de Arte, el frente de este museo da sobre un amplio paseo transversal, que llega, por un lado, a una amplia explanada rectangular muy alargada; por el otro lado, a una gran plaza circular; las cuales explanada y plaza comunican a su vez, con otras avenidas y explanadas y plazas; y los fondos del museo están engarzados en un conjunto de parques, entre otros, un parque japonés. En otras palabras, Lima es la ciudad de planificación urbana más amplia, variada y agradable que hemos visto hasta ahora en nuestra Expedición. Por ahora, las dos ciudades que nos dejan una impresión de amplia estructura urbana son, cada a su manera, Toronto y Lima. Toronto, a una escala algo deshumanizada, Lima, más agradablemente humana.


La residencia presidencial

Y tanto las flores como los árboles de los parques de Lima son el resultado de un riego tan cuidadoso como oculto - porque no hay que olvidar que Lima es solamente otro oasis en el desierto.

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Hoy fue otro día de quehaceres.

Por una parte, ocurrió un verdadero milagro: encontramos por casualidad una lavandería, perdida en una calle de barrio, y probablemente la única en todo Lima, donde Božka pudo lavar dos meses de ropa sucia, a su manera, como le >>>>>>>>