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podían, pagaban en trabajo personal - según mejor les convenía, cada fin de semana o varios días seguidos, y luego nada hasta el próximo mes.

Cuando llegamos al puesto de control, ahora de salida pero que había sido el puesto de control de la dificultad de la primera "ida", ya por lo tanto entre conocidos, quisimos comprarles una tarántula desecada que habíamos notado, y hasta fotografiado, la primera vez. Nos la regalaron. Naturalmente, no se quedaron sin regalo de parte nuestra.

Luego de salir de nuestra segunda ida por el Cañón del Pato, no quedó más que regresar hasta Huaraz.

Durante el viaje de regreso, se nos confirmó nuestra impresión de la ida. El llamado Callejón es un amplio valle fértil y acogedor; la llamada cordería Blanca no es una continua blancura a todo lo largo, sino que tiene, de lugar en lugar, varios picos y crestas cubiertos de nevados; además, estos picos y crestas están tan alejados y tan altos que no hay realmente comunión entre el observador y ellos. Hay, es cierto, un par de caminos de acceso, como a la laguna Parón, o a la laguna Llaganuco, ésta a una altitud de 3.860 metros, de los aproximados, desde donde se puede establecer más intimidad con los gigantes, pero eso ya necesita una excursión ex-profeso y no hay ninguna seguridad de que un gigante visto de cerca sea mejor visto que de lejos.



El Huascarán desde una calle de Mancos

Es de preguntarse ¿por qué una cordería nevada y otra cordería estrictamente negra a lo largo de un mismo valle? La contestación parece ser que sin la cordería Negra, la cordería Blanca no sería blanca, o sea que la cordería Negra se yergue entre la cordería Blanca y los vientos disolventes del Pacífico, y que, sin ella, los hielos de la cordería Blanca también se disolverían.

Por casualidad, pudimos hablar con otro fabricante de manjar blanco. Así aprendimos que no es necesario agregarle maizena en la fabricación; al contrario, que manjar blanco con maizena es de tercera categoría. El verdadero purista conoce solamente manjar blanco hecho de leche y azúcar y mucha paciencia, y nada más.

De regreso en Huaraz, fuimos a hablar con el director de la oficina local de la Dirección General de Turismo para confrontarlo con la cuestión, de la ortografía del agringado Wilkawain en vez del correcto castellano Huilcahuain, de las dolorosamente foráneas, ajenas, W y K en vez de lo congenital al idioma castellano, para ver su reacción. Tuvo la paciencia y gentileza de escuchar y admitió, con buena gracia, que nunca se le había ocurrido percibir y menos analizar el porqué de esta ortografía, y dijo que justamente en días venideros habría una reunión de la repartición y que presentaría nuestras objecciones a los participantes.

También hicimos un poco de sondeo de opinión pública en las calles: hablamos con varios turistas, buscando aquellos que habían estado recientemente en Suiza, para pedirles su impresión comparativa entre los Alpes de Suiza y la >>>>>>>>