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Según un concepto, sería la cabecera de este Marañón, cerca de los lagos Santa Ana y Lauricocha, la fuente del Amazonas porque el Marañón es más caudaloso que el Ucayali-Apurímac, y éste sería sólo tributario del Marañón.

Según otro concepto, sería la cabecera del Ucayali-Apurímac, más allá de Cuzco, la fuente del Amazonas por ser el Ucayali-Apurímac más largo que el Marañón, y éste sería sólo tributario del Ucayali-Apurímac.


Por otra parte, la confrontación bien podría terminar. Parece que se está horadando un túnel para desviar el Apurímac; y, de realizarse este desvío, el Ucayali-Apurímac se acortaría de tal manera que el Marañón se volvería el río a la vez de más caudal y de más longitud, y, por lo tanto, el origen indiscutible del río de las Amazonas.

Nuestro cruce del río Marañón nos trajo más interés que el apuntado y un interés ciertamente inesperado.

Karel estaba parado en el puente para tomar la fotografía de rigor, cuando, a paso redoblado, apareció un soldado dándole noticia de que el comandante quería hablarle, y se quedó parado como esperando que Karel fuera en seguida al puesto, a unos trescientos metros más allá del puente. Pero Karel tomó su tiempo, tomó su fotografía, y recién luego fue. ¿Qué quería el distinguido comandante? Quería saber si teníamos permiso para tomar placas, o sea fotografiar el Marañón. De la manera que el fotógrafo le contestó, no insistió y se limitó al habitual escudriñamiento de los pasaportes por delante y por atrás.

Todavía no podemos creer la maximarca, que debe de ser mundial, de 10 kilómetros, sin olvidar 181 metros, por hora, durante 11 horas.

Ah, pero acabamos de encontrarle una utilidad a esa trocha increíble en la cual nos metimos. Si fuéramos agentes de viaje en Europa u otro lugar similar, >>>>>>>>