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Con esta pérdida de toda la tarde, regresamos a Chiclayo, y, en su otra salida, listos para mañana, vamos a pasar la noche al borde de la carretera.

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Viajando hacia Caxa/Cajamarca por el otro camino; mejor dicho, siguiendo, por ahora, la carretera del desierto costero hacia el sur, hacia el desvío por el otro camino.

Nos es evidente, por lo que recorrimos del Perú hasta ahora, que cualquier mancha de vegetación tiene que ser tomada sin ilusiones; todo lo que vimos del Perú hasta ahora es un desierto puro y simple, y cuando aparece una mancha de vegetación es como consecuencia de una fuente localizada de agua formando un oasis. Pero, las manchas verdes en el desierto de esta región logran hacerla la primera zona de arroz, la segunda zona de azúcar, del Perú. También se cultiva trigo y algodón.

Recién, pasado el villorrio de Guadalupe, nuestra atención fue atraída por la inesperada aparición de un conjunto bastante extenso de muros; algunos, bastante elevados y gruesos, evidentemente de adobe, y de aspecto muy llovido; algunos, reducidos a tan sólo una masa amorfa de barro haciendo un túmulo sobre el suelo; nos acercamos para investigar; es, sin duda, el vestigio de alguna misión; también fue nuestra primera ruina de adobe; sabemos que las hay, de tiempos precolonenses - y muy importantes - en varios sitios del Perú.



Ruinas de Guadalupe

Ya está.  Otra vez viramos para tierra adentro.

Estamos nuevamente en contacto con la cordillera de los Andes; la estamos escalando poco a poco; resulta ser seca, inhóspita, inatractiva. Qué marcha habrá sido la de Pizarro y de sus bandoleros en este ambiente.

Por primera vez desde que estamos recorriendo los Andes, desde el norte mismo de Colombia, no se puede ver con nitidez las laderas - apenas si se ve la forma general de los cerros a través de un velo opaco que no nos parece bruma pero que no nos atrevemos a identificar.

La verdad es que, salvo el interés, de los motores diésel del desierto de Sechura, y del museo Brunning, todo lo demás que vimos en el Perú hasta ahora es uniformemente deprimente.

1.400 metros. Las laderas se están poniendo polícromas.

1.650 metros. Las manchas verdes de cultivos, que, hasta ahora, se estiraban en delgadas franjas, en el fondo del valle solamente, empiezan a ensancharse trepando ocasionalmente por las laderas.  El aire se volvió más límpido.  El >>>>>>>>