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  Un torreón elíptico es la única otra estructura que quedó realmente tal como estaba originalmente, salvo una parte del muro exterior, que se había derrumbado y que fue reconstruida - muy brutamente a plomo, habiendo perdido así, en dicha parte, la belleza del combado.

  Del pueblo incaico ancilar nada queda, o por lo menos nada a la vista, porque las fundaciones que están a la vista hoy en la media-luna no son del pueblo villano sino de las construcciones para aquellos directamente relacionados con las funciones del Inca cuando éste estaba en residencia. Pero, sí, había un pueblo villano; hay fundaciones villanas incas hasta debajo de la iglesia de la aldeíta de Ingapirca de hoy, a quizás un kilómetro en línea recta del núcleo de las ruinas, y debe de haber otros vestigios del pueblo incaico todavía bajo tierra porque se calcula que había quizás 30.000 habitantes - incidentalmente, no incas sino cañaris.



Ingapirca: hilandera con sus compañeras



No es tan fácil como parece

Hablando de piedras,

⇒  una de las primeras cosas que llamaron nuestra atención fue enfrentarnos precisamente con bloques del tipo, forma y dimensiones de las piedras que habíamos visto abandonadas en aquel páramo cerca de la laguna; así que la relación existe;

⇒  contrariamente a nuestra creencia libresca - otra vez, el descarriamiento de las masas por aquellos que tendrían que iluminarlas - por lo visto, no todas las piedras y todas las construcciones incaicas son del famoso tipo de asombrosa precisión, sino que dicho estilo era de lujo y estaba reservado para casos de lujo, para los altos dignitarios de gobierno y de religión; así que parece que todas las piedras del lujoso estilo inca son incas pero no todas las piedras incas son del estilo lujoso inca;

⇒ incidentalmente, si bien es famosa la afirmación de que los Incas ensamblaban sus espectaculares piedras en seco, los expertos dicen que hay una finísima película de killucaca, o sea de argamasa; tal vez sea cierto, pero nunca pasa de ser una verdadera película que difícilmente podría servir para asentar las piedras.

En cuanto al destino dado a la plataforma ovalada y a los dos recintos superiores incomunicados entre sí, hay poca duda de que fue como santuario. Pero en cuanto al recinto rectangular sin ventanas, otra vez reina la fantasía; a veces se lo llama aposento real, a veces, aposento de las vírgenes; lo único cierto es que, hasta hace poco, servía de vivienda a un campesino, mientras las demás fundaciones servían de corrales para sus animales.

Además, todo el lugar arqueológico sirvió, hasta hace pocos años, de cantera lujosa e inagotable para las necesidades del vecindario y hasta de la lejana población de Cañar.

Pero lo más interesante de este sitio Hatún-Cañar - Incapirca, como pasa a menudo, es lo intangible.  Según sigue.