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del Pacífico, en esta época del año por lo menos, un lugar para tomar fotografías, ni siquiera en blanco y negro porque todo está gris, gris, gris, sin sombras.

Vamos a ver de qué lado sopla el viento y cómo andan las veletas.

Las veletas no andan bien para nosotros, y ambas, con razones muy valederas.

El guaquero regresó de Guayaquil, pero con un buen resfrío; se le ve en la cara y se le oye en la voz; así que, nada.

Como compensación, quizás, se ofreció a mostrarnos algunas piezas auténticas, y otras, falsas, para que viéramos la diferencia; pero la verdad es que, a primera vista, no vimos ninguna diferencia, y la verdad es que, cuando le pedimos que nos explicara cómo se distingue lo auténtico de lo falso, lo único que supo decirnos fue que "se veía", y cuando insistimos cómo se veía, nos explicó que "se veía"; un caso de alumnos ansiosos de aprender pero de un maestro incapaz de analizar y transmitir su conocimiento. Con todo, sacando deducciones nuestras de las piezas que nos mostraba, creemos tener unos principios de indicios para separar lo falso de lo auténtico.

También nos explicó cómo, a un fragmento de pieza auténtica, se le manufactura y pega los fragmentos faltantes, y de repente se tiene para la venta toda una pieza entera auténtica.

Como en el caso de las esmeraldas, lo único que se puede decir es: ¡Ojo!

El pescador hijo de carpintero, él, se fue, ayer a la tarde, a colectar semillas de camarones y todavía no volvió; las semillas de camarones hay que recogerlas cuando aparecen, los esqueletos, con toda seguridad, no se van a escapar; así que, nada.

Esperando no sabemos muy bien qué, fuimos a la playa; vimos pescadores regresando en sus pequeños botes, trayendo un poco de pescado, algunas langostas, un poco de mariscos, y hasta vimos dos tortugas gigantes de mar.

Lo curioso es la escasez de frutos del mar; apenas se viene acercando un bote hacia la playa, que la gente, y las mujeres en particular, se apuran a su encuentro; y ni siquiera se pudo sacar todavía la embarcación del olaje, que ya todo está comprado y vendido.



Del productor al consumidor

Lo terrible fue ver qué hacen con las tortugas: no las matan, las despedazan vivas; les dan vuelta sobre la espalda para que no puedan escapar; y así, en vida, empiezan a recortarlas alrededor de la junta entre la barriga y el carapacho; en vida, se les derraman los intestinos hacia afuera; en vida, les >>>>>>>>