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Estábamos en la curiosa situación de tener, a la vez, la preocupación de viajar con las olas del mar metiéndose debajo de nuestras ruedas y retirándose, y la preocupación de evitar un percance con las redes de los pescadores, o con los pescadores mismos.

Felizmente, este recorrido escabroso no fue por demás largo; pronto el colectivo dobló, y nosotros doblamos, hacia la izquierda, hacia un terreno más firme, y nuestra primera pregunta fue ¿es éste el principio de un camino de verdad, sin barro, sin olas, hacia el sur? Sí, era el principio de un camino sin barro y sin olas.

Entonces, nos dimos un buen descanso.

Volvimos a la playa, esta vez caminando, para tomar una fotografía de la escena por donde habíamos recién pasado. Naturalmente, hubiese sido una fotografía más dramática si hubiésemos parado nuestro vehículo en el medio de los pescadores y de las olas pero cuando las cosas son dramáticas de verdad ¿quién se anima a arriesgarse a tomar fotografías dramáticas?

También, investigamos un poco qué era toda aquella actividad en las olas.



El repórter en acción

.) No sólo centenares de hombres, también algunas mujeres, recorriendo las olas longitudinalmente, empujando una red cónica, abierta en triángulo por dos palos cruzados, y terminada en su fondo por una pequeña bolsita; ¿qué pescaban?; no pescaban, recogían semillas de camarones; criaturas que vimos en tanques de almacenamiento, de no más de dos milímetros de largo y del grosor de un hilo.

.) Cada 15 a 30 minutos, cada colector sale del agua para vaciar la bolsita, y él mismo, o más comúnmente otra persona, se dedica a la paciente tarea de ir separando los camaroncitos de las materias extrañas; ¿y qué pasa luego con las semillas?; pues se las vende.

.) Efectivamente, mientras los centenares de recolectores se atareaban en las olas, más en tierra firme y con los pies secos, paseaban unos pares de individuos de muy diferente aspecto - los compradores de los camaroncitos, como peces grandes esperando para comerse los peces chicos. Compran los camaroncitos por lotes de 1.000 - muy más o menos, y totalmente a ojo; los llevan, luego, a criaderos de camarones. Su gran problema es asegurar la sobrevivencia de las semillas durante el transporte, cuidando que el agua en los tanques se quede en condiciones óptimas de temperatura, salinidad y demás.

Habíamos llegado justo a punto para ver la actividad en su apogeo porque esta recolección de semillas de camarones se efectúa preferentemente de tardecita y con mar alta.


Todo el mundo trabaja, o casi